lunes, 23 de abril de 2012

SE PUEDEN ESCRIBIR POEMAS CON EL ALFABETO DEL ALMA

Si un poema nace de la  fuente del sentimiento que vierte gotas de palabras derramadas como versos, el ruido que provoca suena a poesía desgarrada de sus propias entrañas, por eso es dificil buscar un artificio que permita la rima cuando no hay armonía en el alma.

Pero ¿tendrá alfabeto el alma? -siempre me he preguntado, en voz callada-. Entiendo que el alma suene a invisible y amorfa como una ánima, pero es una alacena abarrotada de granos de virtudes y botellas de valores, con marcas singulares, en el rincón espiritual de nuestro interior más profundo y esencial.

Si en la palabra está la respuesta a una inquietud y en el diálogo -con uno mismo y con los demás-  vive suelta la palabra, entonces sí creo que tiene alfabeto el alma,  ese abecé de grafias de gestos y actitudes que representan el lenguaje de la integridad del ser humano, un modo muy especial de comunicarse que sólo puede arrancar desde el alma.

Ahi debe haber espacio para los "cantuesos" de Rafael Alberti, porque se puede oler a tomillo de libertad y para las "Nanas de cebolla" de Miguel Hernández, al transmitir la tristeza desgarradora que quiere alimentar en momentos de hambre o el impulso por el auto-control al "...procurar evitar esos pensamientos atrabilianos que se pegan como pólipos al alma humana", como diría D. Nicanor Parra en su intento de acallar el carácter destemplado y violento del ser humano.

Otra letra debería estar representada por la expiración de los derechos de autor, para copiarla con holgura y libremente, pues se debe escribir para no vender ideas sino para regalar reflexiones,  una ecuación que puede solucionarse despejando incógnitas de impurezas y opacidades.

Y no podemos olvidarnos de esa otra que nos ilumina cada mañana, ese bendito despertador que nos anuncia que estamos vivos para seguir soñando con los ojos abiertos, para que al observar los detalles estemos imaginando oportunidades y ejemplos, abriendo caminos de esperanza y respetando el sendero; decía D. Antonio Machado que "es bueno vivir, todavía es mejor soñar y lo mejor de todo, despertar".

Pero el alma no permanece en silencio y habla, a cada minuto, con una talega cargada de verdad, aunque pese la falta de respuesta y la ironía de la vida diaria, por eso hay que escucharla como una auto-crítica én el hoy, y por siempre todavía, peleando con nuestros pasos titubeantes de convicción y nuestras miradas cargadas de ambiciones, en un intento constante por equilibrar "nuestra razón de ser" con "esa otra razón por sobrevivir".

Por eso, a veces, más de las que desearíamos, nos llegan oficios desde el alma, con voces de alarma por las infracciones cometidas -de palabra u omisión- y el repique de ese enfado anímico debe calificarnos con notas muy bajas por nuestra trayectoria de fenómenos altisonantes y los silencios que visten nuestros gestos mustios y aquinéticos.

Hoy me he sentado y he descubierto que "SÍ SE PUEDEN ESCRIBIR POEMAS CON EL ALFABETO DEL ALMA" y os quiero dedicar uno de tantos que podrían recitarse con voz avergonzada por su recurrencia y con sudor a espanto por el contenido, al solicitar de los demás lo que no estamos dispuestos a hacer y nunca predicamos con el ejemplo, creyendo que la poesía y la metáfora sólo es vapor que queda en el vacío, sin obligaciones, compromisos ni fecha de caducidad.

                                           Pedimos lo que no hacemos,
                                           hacemos lo que no decimos
                                           y decimos que nunca pedimos,
                                           para pedir por lo que hacemos

                                                                                    Juan Aranda ´Gámiz

Somos tan obtusos que confiamos en engañar al alma, buscando frases hechas, pero siempre queda un recuerdo de lo que pedimos y, al negarlo, lo transformamos en peticiones por nuestros pasos, como si caminar pudiese ser un artículo de rebajas en grandes almacenes.

El alfabeto del alma, por tanto, nos despierta y nos transforma, nos orienta y nos castiga, nos deletrea los capítulos de nuestro código moral y nos sonroja, nos golpea y nos arrebata, en algunos momentos nos vincula a la vida y, casi siempre, nos recita poemas como este que os regalo.


Juan Ararnda Gámiz                                          

1 comentario:

  1. Mi querido amigo, en muchas oportunidades no solo evitamos el contacto con las castigadoras letras del alfabeto del alma, si no que a diario nos enfrentamos ante las terribles circunstancias de haber creido lo que ni remotamente pensamos que creemos...el ser humano vive en constantes paradojas y no termina de liberarse y mostrarse como es sino hasta cuando acepta su realidad y decide aprender a convivir con ella, pues solo asi el educarla se convierte en una opción.

    Mis más sinceras felicitaciones por este espacio que de seguro será desde hoy, en un excelente lugar para conocer más de nuestra esencia.

    Un abrazo,
    Xavier Pesantez

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