martes, 14 de noviembre de 2017

HE APRENDIDO A DECIR "NO" ANTES DE NAVIDAD



Mensaje de Navidad 2017
He aprendido a decir “no” antes de Navidad


Por Dr. Juan Aranda Gámiz


Nos balanceamos entre los deseos y las prohibiciones, porque siempre nos ubicamos cercanos a los extremos, ya que los términos "medio" no nos apetecen por insulsos, vagos o inaparentes. Nos estimula un proyecto con falsas promesas y grandes expectativas, acorralado entre limitantes y barreras que se presentan como obstáculos fácilmente franqueables, porque queremos transformar las llamadas de atención en oportunismos.

Y siempre rechazamos la oportunidad de mirarnos hacia adentro y mirarnos en nuestra esencia, donde se escribe lo que fuimos y lo que somos, lo que esperamos de nosotros y lo que añoramos ser, con o sin propuestas de crecimiento a la vista. Y es entonces, cuando nos descubrimos, que llegamos a conocernos en nuestros errores y vacíos, como si se tratase de un edificio en construcción y encontramos que hay más "síes" que "noes".

Con sorpresa sentimos que no hemos pronunciado la palabra "no" cuando quizás fue tan necesario hacerlo

A. No quiero beber una copa más porque tengo que conducir.
B. No me apetece ser millonario en un día, porque quiero estar orgulloso de lo que consigo con humildad
C. No es prudente herir a otro ser humano en su sensibilidad más profunda, porque somos iguales.
D. No es de recibo maltratar psicológicamente a nadie, porque las relaciones no son posesiones.
E. No he nacido para mirarme al espejo y tener que pedirle perdón, todos los días, a mi imagen reflejada
F. No quiero ser un ciudadano rechazado por todos debido a mis actitudes.
G. No dedicaré minutos de mi existencia a una empresa donde se violan los derechos humanos.
H. No me alejaré de la vida en común porque pueda acoger la bonanza de los oportunismos.
I.  No compraré sin preguntarme cómo llegó esto a mis manos.
J.  No me reiré si la risa sirve para menospreciar y alienar a otros vecinos del mundo.
K. No dejaré de gritar ante las injusticias.
L. No seré el que los demás deseen que sea sino el que pueda estar presente ante las necesidades de otros.
LL. No pondré en riesgo la vida de  quienes me rodean.
M. No contribuiré a hacer más daño del que ya está producido.
N. No sentiré el éxito de los demás como el equivalente a mis fracasos.
Ñ. No perderé ni un minuto en resaltar cuán importante es la presencia del otro en mis interrogantes.
O. No lloraré ni rezaré indefinidamente si puedo dar un paso adelante para quitar lágrimas a quien sufre.
P. No caminaré solo si puedo aliviar el peso del camino a quien encuentren mis pasos.
Q. No restaré oportunidades a quienes deseen superarme en su lucha.
R. No ganaré el pan con el sudor del de enfrente.
S. No desperdiciaré si puede ser útil cualquier cosa que pudiese ser aceptada, sin ser limosna.
T. No olvidaré los cimientos que soportan mi existencia
U. No dormiré sin estar dispuesto a soñar con la vida.
V. No dejaré de acariciar todo lo que me da razones para seguir viviendo.
W. No maltrataré el tiempo pasado para que hoy sea el presente de quien desee tener futuro.
X. No me sentiré solo en la soledad.
Y. No viajaré sin mirar y hablarle a la suela de mis zapatos y sus experiencias acumuladas.
Z. No dejaré de escribir y recordar por Navidad.

Que en estas Navidades aprendamos, desde el corazón, a decir "no" para que sintamos el "sí" distinto a una vida que nos espera y que los regalos de Reyes sean las respuestas a nuestro esfuerzo, empeño, compromiso y negación verdadera.

Tu amigo, que nunca te falla, te desea un feliz "NO" por esta Navidad.


JUAN 

lunes, 6 de noviembre de 2017

PASO A PASO

En muchos momentos de nuestra vida queremos llegar al destino sin pensar en lo que dejaremos en el camino, porque la ilusión y la propuesta de vida, en ese momento, es alcanzar -simple y llanamente- nuestro propósito.

En otras ocasiones detenemos nuestra marcha y nos desvanecemos tempranamente, agotamos nuestros deseos sin causa aparente y renunciamos a cualquier intento de alcanzar lo que nos proponemos, abatidos en la cama o en un rincón y llorando nuestro agotamiento temprano.

Somos incapaces de renacer de las cenizas y ahondar en nuestras verdades para dar pasos de gigante y superar las adversidades, fortaleciendo nuestros pasos y dándole brío a nuestros gritos de lucha propositiva.

Por todo ello, tanto por el agobio de lo desconocido como por el ímpetu desmedido, nos sentimos vacíos por no haber aprendido a disfrutar de la tarea constante de avanzar y la ilusión desaparece pronto, los esfuerzos no son aplaudidos y las verdades dejan de construirse día a día.

A veces, agradecemos los vítores que nos brinda la vida por haber alcanzado la "Tierra Prometida" antes de tiempo, a golpe de suerte o fortuna, pero en otros nos cobijamos en los brazos de apoyo de quienes desean impulsarnos para levantarnos del nuevo fracaso al que llegamos predestinados.

Ni el ejemplo se genera por llegar arriba de un rato a otro ni por la capacidad de resignación. La lucha no admite aplausos ni excusas cargadas de tristeza. La lucha diaria, la tenacidad de los empeños imposibles, la soledad de los vaivenes de la vida, el empuje del deseo más ferviente, el sentido de la marcha y el relato de los momentos tensos son los que darán sentido real a cada paso que demos en nuestro proyecto existencial.

No se vive para llegar sino para caminar. El camino está ahí para disfrutarlo y aprender de los senderos y la luz de las mañanas, no para encontrar atajos ni para acercarse a un rincón de sombra, ahogado de desesperación, negándose a caminar.

Los pasos que des, más o menos planificados y organizados, te permitirán sembrar semillas por doquier, arrastradas en la suela de tus zapatos, te curtirán la piel por una luz que te vigila y acompaña, sentirás que cada gota de sudor expresa el tesón y las ilusiones resquebrajadas, añorarás las voces cercanas y te enfrentarás a lo desconocido, hasta que lo hagas parte integral de tu personalidad.

Paso a paso evitarás sorpresas inesperadas y disfrutarás de las certezas que acompañarán a la seguridad de seguir siendo tú mismo, administrando tu propio caminar.

No hay mejor camino que el que se construye, paso a paso, pues sólo está el suelo que te soporta pero el camino lo haces tú.

Tu amigo, que nunca te falla



JUAN