sábado, 26 de enero de 2019

¿CUAL ES EL RUMBO?



Hay personas que toman el rumbo que les dicta su corazón y caminan, latido a latido, sorteando las dificultades de la vida, empujando los momentos con discreta sabiduría y esperando que acierten con sus decisiones.

Podríamos compararlo a un barco "a la deriva", en cuya bitácora no constase de donde salió ni a dónde se dirige.  En cualquier momento se le podría identificar como un barco "pirata" o "con rumbo desconocido".

Hay otras personas que saben, aunque no se preocupen de reconocer, de dónde vienen ni si quieren llegar a alguna parte, bamboleándose con los vaivenes de la vida y dicen vivir "adaptándose" a las circunstancias.

Imaginemos de nuevo el barco anterior y podríamos establecer un símil con el barco cuyo capitán, conociendo de donde zarpó, aunque no le importe, no tiene definido a dónde quiere ir. Por tanto, le pueden ubicar en alta mar, sabiendo el puerto de partida, aunque siempre podrá estar en riesgo de considerarse "a la deriva", si una tormenta empuja sus velas.

Muchas personas aceptan que quieren llegar a un punto, que lo tienen claro, pero desconociendo los antecedentes, o precedentes, en su vida y, por tanto, se encuentran desamparados ante las adversidades por desconocer las mejores estrategias y no haber profundizado en sus propias debilidades.

Es como ese barco que tiene claro el puerto de amarre, aunque se olvidó de donde zarpó y, por tanto, se le podría buscar, si lanza un S.O.S. en la ruta hacia su destino desde cualquier parte del mundo y puede que nunca lo encontremos en altamar.

En ciertos casos sentimos la necesidad de fijar  nuestra  meta  en algo muy general,  por miedo a confundirnos, errar en la decisión o desconocer nuestra meta por falta de previsión adecuada y el objetivo es tan amplio que no se le puede esperar en un punto concreto, aunque hubiere izado la bandera mucho tiempo antes.

Imaginemos un barco que en su bitácora tiene escrito que se dirige a las costas españolas, desde algún punto desconocido, necesitando ayuda, por lo que es imprevisible que se le pueda prestar la atención adecuada y en el momento idóneo para atender sus demandas.

Unos pocos tuvieron una "vocación" desde muy niños o "sintieron una llamada interior" para ser algo, destacando en diferentes facetas características de su afán y su empeño, pero lo que tuvieron realmente claro fue su "rumbo", porque conocían de dónde partían y hacia dónde querían ir.

Es como el barco que sabe de dónde zarpó y conoce muy bien, no solo el punto cardinal al que va sino la ubicación con grados y segundos de latitud y longitud, definiendo su ruta y su deseo de alcanzar su propia meta. Siempre se le podrá ubicar en cualquier punto de su trayecto, con cierto esfuerzo porque no informó, cada cierto tiempo, de por dónde iba y a los nudos que se movía el barco.

Sólo algunos tienen claro de dónde vienen y a dónde van, transmitiendo su estado de ánimo desde el corazón a cada quien que se le acerca y teniendo como tarea diaria verbalizar lo que les pasa y el porqué tienen el estado de ánimo que les caracteriza, después de mirarse al espejo por las mañanas y haber tenido unos minutos de reflexión interior.

Estas personas han definido la paz como un momento de abrazos compartidos y la sinceridad la llevan escrita en sus miradas, lo que dicen es una tarea por hacer y los sentimientos han sido abrillantados antes de manifestarlos, son coherentes con el alfabeto de su alma y puros en sus acogidas, en cada momento se les puede encontrar como apoyo y nunca vacilan como soporte porque siempre desean estar ubicados, su bandera es el perdón con esperanza y la brújula que les orienta es el saberse parte de un mundo donde llegar a ser ciudadano es el verdadero norte.

Ese, para mí, es el "rumbo", porque sabemos de dónde partimos y sabemos que todos llegamos a estar en ese espacio de luz que nos acogerá, estamos ubicados en todo momento, tenemos las herramientas para no desviarnos del camino, sea cual sea el temporal y en nuestra bitácora están escritos nuestros más profundos deseos de hermandad en un mundo de aparentes iguales, que tenemos que transformar en una comunidad de iguales aparentes.

Es como ese barco del que se sabe el puerto de salida y el puerto de amarre, la ruta y la ubicación, las vicisitudes y los hechos, con sólo una llamada, a golpe de morse o con un rastreo satelital, con los peces como guardianes y el sol como única fuente de energía renovable.

Tu amigo, que nunca te falla


JUAN







jueves, 10 de enero de 2019

MI CARTA A LOS REYES MAGOS


Queridos Reyes:


Pienso que sois de carne y hueso, capaces de trasladaros de un pesebre a los grandes almacenes y con un atuendo que lucía en el camello a travesía y que ahora yacéis sentados en un sillón, adornando el escaparate al que ir a comprar, sonriendo a carcajadas y recibiendo cartas que fueron fruto de sueños, para transformarlas en juguetes que ruedan y armas que disparan, carros de combate y pantallas táctiles, muñecas que cuestionan si no las peinas adecuadamente y rompecabezas para conocer el argumento de una trama de Hollywood más que los secretos para vivir en la sencillez de una paz interior y familiar.

Me preocupa que los niños tengan que acercarse a reyes, sin serlo y que se quiera dar un mensaje de anuncio del Nacimiento sin mujeres en la cabalgata, indios, chinos, minusválidos o enfermizos entre vosotros, porque en este mundo vivimos todos, cada cual con su suerte y su destino incierto.

Hay muchos papás ausentes que se han vestido con vuestros trajes para dar una sorpresa, regresando a casa por Navidad y otros que intentaron camuflarse para reconciliarse con hijos abandonados, algunos aprovecharon otro mes del año para disfrazarse y regalar compañía en los ancianatos y, sólo algunos, se atrevieron a hacer la cabalgata todo el año, junto a quien necesitaba oro, incienso y mirra de las que dan calor y cercanía, porque así lo reclamaba un hijo enfermo y no tuvieron ningún otro regalo, pero agradecieron ese pesebre y el anuncio de los verdaderos Reyes Magos de carne y hueso.

Creo, con todo el respeto, que los regalos son para indicar que el que es pobre se debe sentir más pobre y el rico más poderoso, como si ese fuese el mensaje que salió del pesebre en Belén.

Me duele que no entreguéis cartas, escritas por los padres, para que cada niño sepa lo que debe hacer, aprender, cómo necesita volar y perderse, encontrarse y saludar, corretear y quedarse quieto, criticar y aportar, como el juguete más valioso para un padre, al ver crecer a un hijo. Siempre me he preguntado por qué no convertimos ese día en una lección de vida, escrita de vuestro puño y letra.

No sé cómo llamaros, porque quizás seáis intermediarios comerciales, influencers de hoy día para los grandes almacenes, youtubers de la Natividad o blogueros que anunciáis las verdaderas "rebajas" que estarían por llegar y el verdadero signo del cambio de estación.

No sé por qué se deben poner en marcha campañas para recoger dinero y luego aportar para dar una atención especial, con motivo de los Reyes Magos, cuando quien dona debe aportar un discurso para conocerse de dónde viene el fondo, ya que hay -o debe haber- hospitales que requieren manifestarse para que tengan las finanzas suficientes para garantizar una atención universal en todos los niveles.

Siempre me he preguntado por qué debemos regalar Lotería del Niño y buscar afortunados de la fiesta, cuando todos debiéramos tener la dicha de sentirnos afortunados en estas fiestas.

No sé por qué nunca aparecéis en una catástrofe, en medio de los terremotos o en las inundaciones de las pateras, por qué no ofrecéis los camellos a los migrantes que luchan entre fronteras y por qué no le regaláis las capas, en medio de las noches frías, a quienes pasan el nacimiento debajo de un puente, en una caja de cartón o en medio de la calle, el pesebre al que teníais que llegar y que quizás os equivocásteis de dirección con tanta carretera y sin GPS.

Por qué no llamáis a la puerta de los asilos o a los orfanatos, a los comedores populares o entrevistáis a los "okupa", por qué sólo se os ve en una cabalgata oficial y no en algún arrabal donde nadie os va a fotografiar y recibir los regalos.

Me pregunto por qué repartís caramelos y no libros para quien no puede pagarlos, chocolates y no consejos para quien no ha aprendido a ser un padre responsable, galletas y no rutas válidas para elegir el camino que nos procure ser cada día mejores vecinos y ciudadanos.

No tengo claro por qué sois 3 y no 12, uno para cada mes del año. Por qué no os ofrecéis para llevar las palabras de un hijo a una madre, en el cielo, por qué no comunicáis los sueños de madres sin recuerdos a hijos esperanzados y os convertiríais así en el whatsapp más verdadero y humano.

Con todas estas dudas no os voy a escribir una carta este año, sino que la voy a mandar a todos mis amigos, en mi blog y que cada cuál juzgue si sigo mereciendo su amistad.

En este año próximo espero que diseñéis una "app" para que pueda veros cada día y saber si váis a estar presentes cuando alguien os necesite, si váis a ser valientes para interponeros en un momento de bullying o de acoso familiar, en una violación o un maltrato.

Si así fuese, espero ser también vuestro amigo que nunca os falla




JUAN