jueves, 10 de enero de 2019

MI CARTA A LOS REYES MAGOS


Queridos Reyes:


Pienso que sois de carne y hueso, capaces de trasladaros de un pesebre a los grandes almacenes y con un atuendo que lucía en el camello a travesía y que ahora yacéis sentados en un sillón, adornando el escaparate al que ir a comprar, sonriendo a carcajadas y recibiendo cartas que fueron fruto de sueños, para transformarlas en juguetes que ruedan y armas que disparan, carros de combate y pantallas táctiles, muñecas que cuestionan si no las peinas adecuadamente y rompecabezas para conocer el argumento de una trama de Hollywood más que los secretos para vivir en la sencillez de una paz interior y familiar.

Me preocupa que los niños tengan que acercarse a reyes, sin serlo y que se quiera dar un mensaje de anuncio del Nacimiento sin mujeres en la cabalgata, indios, chinos, minusválidos o enfermizos entre vosotros, porque en este mundo vivimos todos, cada cual con su suerte y su destino incierto.

Hay muchos papás ausentes que se han vestido con vuestros trajes para dar una sorpresa, regresando a casa por Navidad y otros que intentaron camuflarse para reconciliarse con hijos abandonados, algunos aprovecharon otro mes del año para disfrazarse y regalar compañía en los ancianatos y, sólo algunos, se atrevieron a hacer la cabalgata todo el año, junto a quien necesitaba oro, incienso y mirra de las que dan calor y cercanía, porque así lo reclamaba un hijo enfermo y no tuvieron ningún otro regalo, pero agradecieron ese pesebre y el anuncio de los verdaderos Reyes Magos de carne y hueso.

Creo, con todo el respeto, que los regalos son para indicar que el que es pobre se debe sentir más pobre y el rico más poderoso, como si ese fuese el mensaje que salió del pesebre en Belén.

Me duele que no entreguéis cartas, escritas por los padres, para que cada niño sepa lo que debe hacer, aprender, cómo necesita volar y perderse, encontrarse y saludar, corretear y quedarse quieto, criticar y aportar, como el juguete más valioso para un padre, al ver crecer a un hijo. Siempre me he preguntado por qué no convertimos ese día en una lección de vida, escrita de vuestro puño y letra.

No sé cómo llamaros, porque quizás seáis intermediarios comerciales, influencers de hoy día para los grandes almacenes, youtubers de la Natividad o blogueros que anunciáis las verdaderas "rebajas" que estarían por llegar y el verdadero signo del cambio de estación.

No sé por qué se deben poner en marcha campañas para recoger dinero y luego aportar para dar una atención especial, con motivo de los Reyes Magos, cuando quien dona debe aportar un discurso para conocerse de dónde viene el fondo, ya que hay -o debe haber- hospitales que requieren manifestarse para que tengan las finanzas suficientes para garantizar una atención universal en todos los niveles.

Siempre me he preguntado por qué debemos regalar Lotería del Niño y buscar afortunados de la fiesta, cuando todos debiéramos tener la dicha de sentirnos afortunados en estas fiestas.

No sé por qué nunca aparecéis en una catástrofe, en medio de los terremotos o en las inundaciones de las pateras, por qué no ofrecéis los camellos a los migrantes que luchan entre fronteras y por qué no le regaláis las capas, en medio de las noches frías, a quienes pasan el nacimiento debajo de un puente, en una caja de cartón o en medio de la calle, el pesebre al que teníais que llegar y que quizás os equivocásteis de dirección con tanta carretera y sin GPS.

Por qué no llamáis a la puerta de los asilos o a los orfanatos, a los comedores populares o entrevistáis a los "okupa", por qué sólo se os ve en una cabalgata oficial y no en algún arrabal donde nadie os va a fotografiar y recibir los regalos.

Me pregunto por qué repartís caramelos y no libros para quien no puede pagarlos, chocolates y no consejos para quien no ha aprendido a ser un padre responsable, galletas y no rutas válidas para elegir el camino que nos procure ser cada día mejores vecinos y ciudadanos.

No tengo claro por qué sois 3 y no 12, uno para cada mes del año. Por qué no os ofrecéis para llevar las palabras de un hijo a una madre, en el cielo, por qué no comunicáis los sueños de madres sin recuerdos a hijos esperanzados y os convertiríais así en el whatsapp más verdadero y humano.

Con todas estas dudas no os voy a escribir una carta este año, sino que la voy a mandar a todos mis amigos, en mi blog y que cada cuál juzgue si sigo mereciendo su amistad.

En este año próximo espero que diseñéis una "app" para que pueda veros cada día y saber si váis a estar presentes cuando alguien os necesite, si váis a ser valientes para interponeros en un momento de bullying o de acoso familiar, en una violación o un maltrato.

Si así fuese, espero ser también vuestro amigo que nunca os falla




JUAN




No hay comentarios:

Publicar un comentario