domingo, 24 de febrero de 2019

¿DÓNDE ESTÁN LOS SANTOS?


Muchas veces me pregunto ¿por qué hay tantos "santos" en el cielo y tan pocos en la tierra?

Y es, simple y llanamente, porque de ellos nos acordamos cuando tenemos una circunstancia que nos resulta "infranqueable" y precisamos alzar nuestra voz para que alguien, allá arriba, se percate de nuestro clamor.

Hace un tiempo leía un mensaje del Papa Francisco, invitando a encontrar los "santos entre nosotros" y, con los recientes acontecimientos que ocurren en el cercano pueblo de Venezuela, sólo logro identificar santos entre quienes tienen hambre y mueren en el intento, porque ellos también tienen derecho a la Santidad, aunque nadie se lo haya propuesto.

Pero hay que vivir sintiéndose orgulloso de quienes planifican y legislan, porque sus palabras serán más tarde motivo de interpretación y tampoco veo "santos" ahí adentro, porque el miedo a incumplir o a ser señalado por una ley "posiblemente inconclusa", les limita en su capacidad de intervención.

Y es que resulta muy difícil, para algunos, sacrificar una vida por el simple hecho de cumplir con el deber que acompaña a su propia responsabilidad. 

Y esto me da pie para pensar en el por qué ningún organismo internacional ve oportunidades de solución para un conflicto que arrastra vidas, por la necesidad de secar las lágrimas de cuantos lloran, de lado y lado, por un apoyo que el eco de su voz no logra atraer o el orgullo de tener no permite soportar.

Vivimos "ganando nuestro futuro", pero no pensamos en el de los demás, como si el mundo estuviese pendiente de intereses personales y prejuicios. Es por esto que no entiendo cómo la Iglesia se enfrasca en un "mea culpa", en este momento, en casos de Pederastia que ya han prescrito y por los que nadie ha respondido, mientras la gente precisa de la presencia de Dios en su calle y en sus propias vidas y el desinterés es la norma que viste a la Iglesia.

¿Qué organismos internacionales hemos constituido?. Si intervenir para buscar soluciones es mantenerse expectante y contabilizar un número de víctimas, no me extraña la apatía que tiene todo el mundo al acudir a las urnas o al recibir una comunión que no sabe a cuerpo de Cristo.

Las alianzas internacionales y los grandes bloques no se conforman más que para satisfacer intereses estratégicos, pues a la hora de defender derechos cada quién se escuda detrás de los recursos y las monedas de cambio. 

Ciertamente no hay "santos" entre nosotros, más allá de los que mueren sin santidad reconocida, aunque más tarde intentarán aspirar a un Premio Nobel por una firma añeja y poco solidaria, con el retumbo ceremonial de quien aspira a llegar a los altares por lo que no ha sido capaz de hacer. 

¿Dónde está Rigoberta Menchú, Pérez, Santos, Obama y tantos premiados con el Nobel de la Paz que aún no atraviesan las fronteras y se inmiscuyen en los conflictos, para que sean el eco de voces desgastadas?

Es una verguenza de mundo por lo distante y por el miedo a ser señalado, por el contagio de las voces verdaderas y por vivir sin sensibilidad ajena.

Tu amigo, que nunca te falla, se siente confundido en medio de tanto silencio.


JUAN

1 comentario:

  1. PRIMO JUAN; YO TAMBIÉN CREO QUE LOS PREMIOS NOBEL Y ORGANISMOS INTERNACIONALES SE deben IMPLICAR CON MÁS AHÍNCO EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS SANGRANTES COMO EL DE VENEZUELA. LAS PERSONAS QUE SENTIMOS UN PELLIZCO EN EL CORAZÓN AL PRESENCIAR LOS DESATINOS Y CRÍMENES QUE SE PERPETRAN EN NOMBRE DE DIOS Y EL SOCIALISMO, NO ESTAMOS POR LA LABOR DE SOLAPAR U OMITIR LA REALIDAD SUDAMERICANA. POR ELLO, MANDAMOS UN MENSAJE DE PAZ, CONCORDIA Y RESPETO ENTRE LA OPOSICIÓN VENEZOLANA DEMOCRÁTICA Y EL PRESIDENTE NICOLÁS MADURO. UN ABRAZO, JUAN,

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