jueves, 26 de abril de 2012

CARTA A UN AMIGO

A menudo me pregunto si puede haber alguien que no tenga amigos o que no desee tenerlos, quizás no tantos como Roberto Carlos pero los suficientes para tener a quien estrechar una mano, contar una vivencia o aceptar una disculpa, porque si todo eso ocurre es porque hablamos de amistad.

Abrimos cuentas corrientes, cultivamos el campo a diario, nos enfrascamos en realizar nuestro trabajo con excelencia, pero no nos preocupamos de labrar una amistad verdadera y no emprendemos esa tarea porque seamos esnobistas sino porque entendemos el compromiso que encierra y la carga subsecuente de darle mantenimiento en el día a día.

Para tener amigos hay que partir de una ruptura con el egocentrismo, creyendo firmemente que otros pueden, y deben, buscar algo diferente a lo que nosotros vemos y aceptamos, proponiéndonos dibujar la amistad como un árbol de follaje persistente, donde sólo parte de las hojas mueren cada año y las otras, las más jóvenes, permanecen en la planta y se unen a las nuevas, que siguen brotando cada primavera.

El perennifolio de la amistad radica en la comprensión, como base de la superación diaria de conflictos, solucionando algunos (hojas que caen) y surgiendo otros (hojas que nacen), lo que despierta un interés por la lucha, al interior de la amistad, con el propósito firme de crecer con sinceridad y respeto, por eso perdura la amistad (el follaje persistente).

Los amigos no pueden ser -jamás- una imagen en espejo, el uno del otro, mucho menos una anamorfosis o deformación reversible de las imágenes producido mediante un procedimiento óptico, ya que la amistad debe tener identidad ante las miradas de observadores que entiendan que las diferencias se liman por la aceptación del contraste de los desiguales, al llegar a ser complementarios entre sí.

En la amistad se atraviesan varias etapas, más o menos claras o desdibujadas:

1. Etapa de thriller: Ese suspense, transmitido como susto, estremecimiento o emoción, que está    en el arranque de toda relación de amistad y que motiva el ritmo rápido de los acontecimientos, pero cuayo trasfondo está marcado por una cierta desconfianza en la curva de crecimiento de la amistad.
2. Etapa de conocimiento mutuo: Cargada de una dosis de esperanza, por la cual se hace una inversión de tiempo y energía, esperando conocerse mejor.
3. Etapa de complementariedad: Esto conlleva tener un concepto avanzado de sí mismo, reconociendo nuestros vacíos y la necesidad de disponer de complementos que nos llenen y nos encaucen hacia una realización personal más completa y firme, por la que aceptamos valores, actitudes y ejemplos del otro hasta interiorizarlos como parte de nuestra vida.
4. Etapa de generación de confianza: Aquí entendemos la obligación de los amigos de una exigencia perenne en el trato y la vinculación afectiva, el compañerismo y la bondad de ajuste que debe existir entre las dos partes.
5. Etapa de mantenimiento del estado actual: Todo proceso o mecanismo requiere de una limpieza, engrasado y lubricación constantes, pues de lo contrario se inicia un proceso de oxidación y corrosión que acaba con los materiales nobles, tapa las tuberías y agota los engranajes hasta que se detiene su funcionamiento.
6. Etapa de propuesta altruista de cambio: Iniciando las modificaciones planificadas por el complemento que el otro provocó en mí, hay la necesidad de cambiar -con altruismo-, lo cual va a originar el diseño de un proyecto común donde haya congruencia de intereses y objetivos.
7. Etapa de ejemplaridad: Es el momento en el que todos queremos adoptar ese patrón de amistad y fotocopiarlo, incorporando después los matices y colores que sean de nuestra propia cosecha. Si esto se consigue, alcanzamos la amistad verdadera y si no, vamos encaminados a la desintegración de acuerdo, llevándonos una experiencia que pueda ser útil en el futuro inmediato.

La historia natural de la amistad es comparable a la de un musgo, donde la vida comienza a partir de una espora (el compromiso informal entre dos seres humanos, al encontrarse, entrecruzar unas palabras, escuchar atentamente, viajar sentados o tropezar al azar) y en algunos musgos se forman gemas, que se desprenden y pueden formar nuevas plantas (al igual que los amigos pueden formar nuevas relaciones de amistad con lo aprendido y vivido en una amistad verdadera o aprender del ejemplo de otros dos amigos para afianzar una vivencia personal y transformarla en otra donde el denominador común sea la franqueza integradora de la amistad).

La amistad no se puede juzgar ni analizar por momentos determinados, que son fotografías coincidentes con altibajos en una relación, sino como la esencia del fenaquistiscopio, donde varios momentos -buenos y malos- son observados desde el movimiento interior de afrontarlos en común para salvar las murallas que se nos presentan y con el empuje y la dinámica de amigos que quieren fortalecerse recíprocamente, validando así su carta de presentación como una verdad consolidada, porque la película de la amistad se genera a através del rodaje de la vida que nace y se desarrolla al interior de dos personas con vocación de amigos.

La amistad tiene disrupciones por olvidar los espacios de libertad de cada quién, al hacer acto de presencia la falta de respeto en los desacuerdos, por no darle mantenimiento, el desencaje por no integrar el valor agregado de los dos, tildando las actuaciones de snobismo, desactualizando el proceso de andamiaje a la inversa (por el que al subirse el andamio de tu amigo con el propósito de construir en tí algún valor destruido o atrofiado, no seas capaz de bajar el tuyo para permitir que crezca desde sus bases, fortaleciendo su estructura posterior, pensando que algún día tú levantarás tu propio andamio para edificar en él alguna virtud agenésica y tendrá que aceptar bajar su propio andamio para construírsela desde el sub-suelo).

La amistad no puede ser un paracaídas, donde te refugies y te ampares en el otro para evitarte golpes si te lanzas al vacío, sino más bien un sistema abierto donde aprendas y te permitan enseñar, un espacio que te genere angustia por realizarte y alegría por entregar.

A partir de la amistad se construyen otras relaciones humanas, pero si falla la amistad cojeamos de entusiasmo y euforia, estabilidad y confianza, valor y sujeción, fuerza y coraje, seguridad y calma para cristalizar sueños y esperanzas desde la relación con nuestros amigos, nuestros semejantes, nuestros novios, nuestros esposos, nuestros hijos, nuestros abuelos o nuestros nietos, en fin, con otros tantos seres humanos necesitados de un principio de amistad.



Dr. Juan Aranda Gámiz. 

lunes, 23 de abril de 2012

SE PUEDEN ESCRIBIR POEMAS CON EL ALFABETO DEL ALMA

Si un poema nace de la  fuente del sentimiento que vierte gotas de palabras derramadas como versos, el ruido que provoca suena a poesía desgarrada de sus propias entrañas, por eso es dificil buscar un artificio que permita la rima cuando no hay armonía en el alma.

Pero ¿tendrá alfabeto el alma? -siempre me he preguntado, en voz callada-. Entiendo que el alma suene a invisible y amorfa como una ánima, pero es una alacena abarrotada de granos de virtudes y botellas de valores, con marcas singulares, en el rincón espiritual de nuestro interior más profundo y esencial.

Si en la palabra está la respuesta a una inquietud y en el diálogo -con uno mismo y con los demás-  vive suelta la palabra, entonces sí creo que tiene alfabeto el alma,  ese abecé de grafias de gestos y actitudes que representan el lenguaje de la integridad del ser humano, un modo muy especial de comunicarse que sólo puede arrancar desde el alma.

Ahi debe haber espacio para los "cantuesos" de Rafael Alberti, porque se puede oler a tomillo de libertad y para las "Nanas de cebolla" de Miguel Hernández, al transmitir la tristeza desgarradora que quiere alimentar en momentos de hambre o el impulso por el auto-control al "...procurar evitar esos pensamientos atrabilianos que se pegan como pólipos al alma humana", como diría D. Nicanor Parra en su intento de acallar el carácter destemplado y violento del ser humano.

Otra letra debería estar representada por la expiración de los derechos de autor, para copiarla con holgura y libremente, pues se debe escribir para no vender ideas sino para regalar reflexiones,  una ecuación que puede solucionarse despejando incógnitas de impurezas y opacidades.

Y no podemos olvidarnos de esa otra que nos ilumina cada mañana, ese bendito despertador que nos anuncia que estamos vivos para seguir soñando con los ojos abiertos, para que al observar los detalles estemos imaginando oportunidades y ejemplos, abriendo caminos de esperanza y respetando el sendero; decía D. Antonio Machado que "es bueno vivir, todavía es mejor soñar y lo mejor de todo, despertar".

Pero el alma no permanece en silencio y habla, a cada minuto, con una talega cargada de verdad, aunque pese la falta de respuesta y la ironía de la vida diaria, por eso hay que escucharla como una auto-crítica én el hoy, y por siempre todavía, peleando con nuestros pasos titubeantes de convicción y nuestras miradas cargadas de ambiciones, en un intento constante por equilibrar "nuestra razón de ser" con "esa otra razón por sobrevivir".

Por eso, a veces, más de las que desearíamos, nos llegan oficios desde el alma, con voces de alarma por las infracciones cometidas -de palabra u omisión- y el repique de ese enfado anímico debe calificarnos con notas muy bajas por nuestra trayectoria de fenómenos altisonantes y los silencios que visten nuestros gestos mustios y aquinéticos.

Hoy me he sentado y he descubierto que "SÍ SE PUEDEN ESCRIBIR POEMAS CON EL ALFABETO DEL ALMA" y os quiero dedicar uno de tantos que podrían recitarse con voz avergonzada por su recurrencia y con sudor a espanto por el contenido, al solicitar de los demás lo que no estamos dispuestos a hacer y nunca predicamos con el ejemplo, creyendo que la poesía y la metáfora sólo es vapor que queda en el vacío, sin obligaciones, compromisos ni fecha de caducidad.

                                           Pedimos lo que no hacemos,
                                           hacemos lo que no decimos
                                           y decimos que nunca pedimos,
                                           para pedir por lo que hacemos

                                                                                    Juan Aranda ´Gámiz

Somos tan obtusos que confiamos en engañar al alma, buscando frases hechas, pero siempre queda un recuerdo de lo que pedimos y, al negarlo, lo transformamos en peticiones por nuestros pasos, como si caminar pudiese ser un artículo de rebajas en grandes almacenes.

El alfabeto del alma, por tanto, nos despierta y nos transforma, nos orienta y nos castiga, nos deletrea los capítulos de nuestro código moral y nos sonroja, nos golpea y nos arrebata, en algunos momentos nos vincula a la vida y, casi siempre, nos recita poemas como este que os regalo.


Juan Ararnda Gámiz                                          

miércoles, 18 de abril de 2012

SI DON MIGUEL DE CERVANTES LEVANTARA LA CABEZA

A veces es bueno realizar un viaje al pasado y reencontrarse con personajes que sustentaron su existencia en una lucha constante por superar obstáculos e injusticias, sobrantes de tristeza interior que agotaba su temperamento tímido, pero con afán de prosperar, aspirando a alcanzar el desahogo, en algún lugar y momento de su existencia.

D. Miguel de Cervantes, con una vida colmada de tartamudeo e inquietud peregrina, se balanceó en su accionar entre el realismo que le tocó vivir y la fantasía, ese cuarto que alquiló a su pluma para desdibujar de locura la versatilidad de su carácter inconstante y su adaptabilidad resistente a un momento histórico que desprendía incongruencias, diferencias, incomprensiones, descalabros, imposiciones, persecuciones y violaciones, en una sociedad de "hijos de alguien" (hidalgos) e "hijos de nadie"(sirvientes, vasallos). 

El afán de superarse a sí mismo, equilibrado con las zozobras que le despertaban tempraneras, cargadas de incertidumbre por estar siempre al filo de no conseguir nada o por oponerse a huracanes de contradicciones, que sonaban a molinos de viento, ante los cuales se despertaba la ansiedad por claudicar en el intento, le motivó a encender la ilusión por mantenerse vivo con la compañía de dos armas muy elementales, la fidelidad al honor y la lucha por los más débiles, que fueron las ruedas dentadas que articularon el argumento de "El Ingenioso Hidalgo D. Quijote de la Mancha".

"Si necesidad le ha de obligar a escribir, plaga a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo". Así se comentaba su trayectoria, con la carta de presentación de hombre hidalgo, pobre, desafortunado, persistente, soldado y casi delirante, ante la grandeza de una obra que pareciese no corresponder a un ser que vestía con tales atributos.

Si hoy despertase el genio y D. Miguel de Cervantes levantara la cabeza, nos obligaría a leer su obra magna desde la óptica de soñadores que esperan contribuir al cambio desde la humildad, propondría una dieta rica en razón y con una guarnición de reflexión, se inventaría un personaje loco e idealista para que comprendiésemos mejor los sinsabores de los desencuentros y las luchas de opuestos, aprovechando escenarios de inocentes necesitados y reinventaría el comic para darle el verdadero sentido a los gestos y las  expresiones, que estarían cargadas de exclamaciones e interjecciones.

La riqueza interior que provocaría su reflexión sería equiparable a una clase magistral dirigida a almas expectantes que perdieron la fé en este "mundo mundial" y desconocen el rumbo de nuestro propio devenir, porque no debe haber condicionantes que generen fronteras y murallas, cuando creimos nacer y despertar ante el derrumbe de las que aún quedaban en pie, sino espacios para soluciones que rompan barreras estructurales, mentales, educativas, sanitarias, humanitarias, sociales y hasta psicológicas y conductuales.

Si despertara en este siglo, encontraría aspas y gigantes con actitudes amenazantes, ensoñaciones y miradas burlescas, como las que él enfrentó o a las que él miro, en un desafío constante con esa voz interior que siempre nos acompaña, plena de prudencia y moral, papel que desempeñó a cabalidad Sancho Panza, hambriento y leal, pero temeroso de que el cuerpo al que pertenece -su hidalgo señor- sucumbiese en algún movimiento intencional de D. Quijote, intentando transmitir que los contenidos de su conciencia le abstraían del mundo verdadero, externo y real, y que provenían de una imaginación muy viva, fenómeno psico-patológico que define el delirio.

Sin embargo, nos regalaría un mensaje de fortaleza interior por demostrarnos cómo se puede disfrazar de loco un personaje cuerdo, porque la contradicción de "El Quijote" es que un sujeto obnubilado siente con frecuencia miedo y huye, siendo abordado por la perplejidad que le desconcieta y le obliga a abandonar cualquier conato de lucha, pero él arremetía contra todo porque estaba vivo, despierto, cuerdo e hipesensible a las injusticias, excitado y agitado por la sinrazón prevalente y la falta de un principio universal de igualdad de oportunidades, de la que no podía escapar.

Yo iría a un mitin de D. Miguel de Cervantes, porque creo que aprendería a escuchar y a articular mejor las palabras con los ejemplos, desconfiaría de la cordura que manipula y bailaría al son de la música que tocan los desprotegidos y "sin derechos", los abandonados y los inquilinos en los "sub-mundos", dejaría de ser apático frente a los ex-abruptos y la fragilidad de las disculpas que acompañan el maltrato del ejemplo, me sentaría junto a quien gerencia el humor que te despierta la crítica, borraría del diccionario la afectividad incongruente que te motiva a reirte con unos y llorar con otros, al mismo tiempo, porque todo ello acarrea un voto y roba una conciencia.

Es probable que D. Miguel de Cervantes tuviese una orientación cronológica delusiva al encontrarse despierto muchos años después de su muerte, pero no le dejaríamos ir a descansar nuevamente antes de aceptar un cargo de presidente, aunque sólo sirviese de "nota al pie de página", porque necesitamos un referente para seguir creyendo y un aliciente para seguir luchando.

Creo que nos sentirámos absortos si le escucháramos que la sociedad tiene los mismos limitantes y problemas, se siguen manteniendo las recomendaciones y las condenas, se permiten los distanciamientos entre iguales y persiste el sesgo de preferencias, vivimos bajo advocaciones parecidas, sufrimos los mismos déficits, sigue prevaleciendo la cultura del recorte sobre el estímulo y, tras una reflexión profunda, estoy seguro que diría "qué bien me vino este descanso de todos estos años, nada ha cambiado, parece mentira que el Quijote no haya tenido el impacto que yo esperaba y lo que aún puede quedar para que se haga realidad mi sueño, por el que tanto luché. Me voy a dormir, preocupado por cuánto tiempo más tendré que esperar para que se entienda a Mi Quijote".

Dr. Juan Aranda Gámiz.  

sábado, 14 de abril de 2012

SOMOS PARTE DE LA GENERACIÓN "SIN SALDO"

A lo largo de la historia se han agrupado a personas de una determinada edad con un denominador común socio-conductual-filosófico, acorde a los ritmos socio-económico-culturales y los marcadores histórico-vivenciales, bajo el paraguas conceptual, con nombre y apellido, de "generación __" y así conocimos la generación "z" (nacidos entre 1995 y 2004, también llamados nativos-digitales, consumistas, pesimistas, impulsivos y desconfiados), compartimos con la generación "sin" (sin casa, sin trabajo, sin pensión, sin miedo), la generación "ni-ni" (jóvenes que no estudian ni trabajan, discuten con sus padres, sólo piensan en salir de fiestas y ni se preocupan por su futuro), y hasta hablamos de una generación "perdida" (jóvenes marcados por los efectos nocivos del desempleo, atrapados por el paro y la precariedad).

Lamentablemente, somos parte de un mundo y no podemos auto-asignarnos a un determinado grupo para ser fácilmente catalogados, con los beneficios que pueda suponer pasar a la historia con una discreta gloria, con una etiqueta equidistante entre la rebeldía y el conformismo y convirtiéndonos en autores de cambios trascendentales o movimientos determinantes en la dinámica social de alianzas en las que estamos inmersos y de las que formamos parte. 

Creo firmemente que vivimos ajenos a gritos y lamentos, miradas y pedidos, gemidos y pesares, que socavan la hipotética tranquilidad de algunos para condicionarles desviaciones de la mirada y palpitaciones por el dolor que provoca el hambre y la marginación dolosa, el abandono o la agresividad de la naturaleza, la indiferencia de un nivel de vida que aliena y la maldad de una sociedad que marca y segrega.

Vivo esperando que en el cielo se abra una oficina que sea capaz de reconocer las generaciones que viven entre nosotros y estoy seguro que después de un análisis pormenorizado concluirían que habitamos un planeta  donde sus habitantes se reparten en dos bloques generacionales, la generación "sin derechos" y la generación "sin saldo".

Qué fácil es olvidarse o pasar de largo ante un refugiado, un preso de conciencia, excomulgado o sobreviviente, maltratado o parado de larga data, avergonzados de impotencia vital, invisibles o sin solución aparente a su situación real o problema biológico, marginados o manipulados desde la concepción, víctimas o perseguidos, vagabundos o recluidos para estudio, sufridores, topos o excluidos, receptores de violencia o de balas perdidas, amenazados o resignados, sin respuestas y sin oportunidades.

Todos ellos integrarían la generación "sin derechos", manipulados desde el control de una norma, un mercado, una regla o una condición para poder incluirles, porque por su apariencia, su error, su miedo o su agonía no son reconocidos para vivir "a nuestro lado" en un mundo "supuestamente de iguales".

Detrás de ellos está la generación "sin saldo", la que puede comunicarse con sus contactos pre-definidos, con concesiones de minutos "gratis" para familiares y amigos, conocidos y colegas, ofertadas por la compañía de telefonía móvil "MUDSI -Mundo de diferentes en la sociedad de la información", donde compramos un celular (o móvil) de última generación y contratamos un sistema "pre-pago" de 1.000 minutos por 21 dólares, lo cual está al alcance de todos y otros 500 minutos para mensajes.

El problema es que derrochamos los minutos con la condición "sólo para disfrutar mi tiempo libre y para hablar las chorradas cotidianas que suenan a una emesis de palabras sin sabor a contenidos", mientras que los mensajes transmiten "teclas huecas pulsadas con viveza y redactados con frases archivadas, previamente diseñadas por el programador".

Cuando nos tocan a la espalda para pedir un minuto de apoyo o cuando la humillación o el acoso se lamentan, porque se vinieron a vivir a la casa de al lado, nos despiertan las lágrimas de desconsuelo de un niño abandonado en una papelera o retransmiten el suicidio de un ser humano que salió a dar un paseo desde las listas del desempleo, escuchamos el golpe de un cuerpo contra la superficie de un río, al caer desde un puente, oímos que una madre abandona a un hijo, salpicada de miseria desvalida y coraje por los que quedan, nos quedamos "sin minutos" para conversar con todos ellos.

Cuando un niño se duerme en la clase porque debe caminar 10 kilómetros diarios, una mujer se suma a los listados de violencia de género, un transeúnte cae y va expirando ante la cabalgata de zapatos y sandalias por la calle del olvido, la inseguridad te arrastra a una frontera con la muerte pisándote los talones o te prohíben ser tú mismo, en este siglo y en esta sociedad de "pseudo-desarrollo", comprobamos que "no tenemos minutos disponibles".

Ciertamente, sin lugar a dudas, somos la generación "sin saldo", la que agotó su tiempo contratado y debe esperar a una próxima recarga, porque ya no hay minutos para el samaritanismo o la solidaridad, el apoyo o la búsqueda de la verdad, la entrega o la vinculación, el compromiso y la cercanía, la inclusión y la consecuencia, la hospitalidad o la lucha, la verdad o la presencia.

Sí, estoy completamente seguro que vamos a pasar a la historia como la generación "sin saldo", hasta que comprendamos que hay una generación "sin derechos" a la que podríamos dedicar minutos y mensajes, pero que no los contratemos con el mismo sistema pre-pago de siempre "posibilidad de comunicarse hasta que tenga que comprometerme".

Espero, de corazón, que al reflexionar sobre nuestra verdadera existencia, reconozcamos que el mes anterior desperdiciamos la oportunidad de crecer "como seres humanos" en el mundo de las comunicaciones "inter-personales" y que debemos caminar hacia "recargas constantes", donde cada mes mejoremos y contratemos más minutos "por si fuese necesario comprometerme", esperando que la compañía te los vaya acumulando para cuando sean necesarios si la vida no te los pidió en este mes que pasó.

Sólo así, algún día, nos estudiarán como la generación "con saldo acumulativo" para cuando haya que comprometerse y eso permita que otros analicen la esencia de la generación que les toque vivir y sean capaces de cambiar porque ya sentamos "jurisprudencia moral, de esta telefonía móvil del alma", a fin de cambiar este mundo de desigualdades por una verdad de oportunidades.


Dr. Juan Aranda Gámiz

domingo, 8 de abril de 2012

UNA CALIGRAFÍA QUE NOS ABRA A LA VIDA

Iniciamos nuestra entrada en el mundo de las letras aprendiendo un idioma y siempre lo hacemos con libretas de caligrafía donde se propone una muestra que debe copiarse, renglón a renglón, con la parsimonia de un caricaturista y la tenacidad de un falsificador, ya que el éxito vendrá dado por la equivalencia de las letras con las que armonizan las palabras en el encabezamiento y la calificación nos orientará sobre nuestro arte y dedicación en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Escribir bien no va a ser la patria de imitadores de letras ni retratistas de oraciones, ya que en muchas ocasiones no se corresponderá el esfuerzo por coger bien el lápiz y ubicar mejor la mano, con un apoyo sostenido sobre la mesa, copiando y no interpretando los conceptos, con una realidad que genera perplejidades desde la primera infancia.

Ofertar un copiado donde las frases benevolentes y concisas nos conducen hacia un mundo imaginario que contrasta con el día a día va estigmatizando y provocando indiferencia y malestar, incoherencia y distraimiento, por cuanto el esfuerzo no va orientándose a comprender mejor el mundo en el que se vive sino a distanciarte de ejemplos en los que se evidencia el disfraz del mensaje que, de mayores, adoptamos en nuestra conducta como norma de supervivencia, insertando confusiones y juegos de palabras para controlar y manipular, perseguir y chantajear, donde la verdad debiese imperar para que nuestro accionar fuese más permisivo con la convivencia que se pretende alcanzar y que será la única condición que debe imponer la vida para seguir creciendo en un mundo de libertades y hacia un estado de bienestar con respeto.

¿Acaso somos sinceros con el niño que copia, hasta la saciedad, "Mi papá no me pega" cuando el padre regresa ebrio en las madrugadas y despierta a la madre con la brutalidad que acomete sexualmente y desconoce la inocencia de la esperanza fervorosa de sus vástagos, creyendo que llegaría con un regalo y no cubierto de un vaho que impregna de maldad y de odio los sueños de felicidad y armonía que transmitía la libreta de caligrafía?.

¿Es buena la estrategia educativa que cree enseñar la "h" con la muestra "Ahí hay un hombre que dice ¡ay¡" si dejamos incompleta la frase y no la acompañamos de un motivo de queja (robo, caída, maltrato o hambre, que también empieza por "h") ni aclaramos cuán lejos es "ahí", ya que puede estar en la pantalla del televisor, a miles de kilómetros, o quizás a un metro de la ventana de tu casa?.

¿Esperamos que la ley de la oferta y la demanda enseñe a los educandos el sentido que debe tener la presencia de una Organización No Gubernamental o el rol de quien juró estar al lado de quien se horroriza y sufre y luego se transformó en un travestí de valores, manipulándole para que callara sus actitudes desvergonzantes y alienantes, cuando haya pasado un tiempo para que el prevaricato, la lujuria y la sinrazón se amontonen en el rincón de la impunidad, empolvándose con el silencio, el desasosiego y el dolor de sufridores anónimos a quien nadie ampara ni protege?.

¿Por qué no cambiamos la frase "Como mi comida con la cuchara" por "Con la comida cuido mi cuerpo" y así vamos provocando un interés por descubrir el papel de las grasas y la obesidad, la arteriosclerosis y las dislipidemias?.

¿No sería más factible iniciarse en la escritura leyendo "la violencia envilece la vida", "en la guerra nadie gana", "todo ser humano es tu hermano", "un mundo que miente no mejora", los animales son amigos", "mi mamá se murió de miedo"?.

Un educador que debe responder a la inquietud de quien escribe una palabra que le despierta cosquilleo, al compararlo con una vivencia personal en su hogar o lo asocia a lo que le ocurre a su mejor amigo, es un afortunado por reconocer que está formando mentes despiertas y auto-críticas, va despertando un interés real por la vida y los vacíos, no por los falsos rellenos y el conformismo con los que pretendemos escribir las páginas de las libretas de caligrafía.

Seamos honestos y despertemos avidez por las palabras que despierten a la vida de los gestos cercanos y verdaderos, prometedores de relaciones cargadas de minutos de igualdad, donde la hermandad y la fraternidad estén por encima de la humillación y el género de desigualdades.

Eduquemos para una pubertad donde se haga la primera comunión preguntándole si ya subió el peldaño de la comprensión de las diferencias impuestas y ha analizado el misterio de un embrión que no concedió su permiso para nacer en el interior de una probeta, los abusos -de palabra y obra- no purgados por el prurito que desencadena sentirse parte de la familia del hedor que desprende cualquier estructura de poder, eclesiástica o no, la aceptación de una identidad sexual que no puede ser sólo dicotómica o la incomprensible mendicidad provocada por los azotes de las imposiciones de mercados anónimos que fueron edificados desde la ambición del ser humano, con bolsillos que son cuentas corrientes y corbatas que deslumbran por su apariencia y ahogan con sus nudos estrechos.

Este es el verdadero catecismo que hemos de leer para comulgar en un mundo que pretendemos cambiar, para lo que hay que aprender conceptos y a engranar mejor las letras y las palabras, en una sintaxis verdadera que permita elaborar y diseñar mejor las libretas de caligrafía para una infancia erguida y no inclinada, aprendiz de actitudes y no adoctrinada, constructiva y no cortada con patrones, demostrativa y no condicionada.

No hay que tener miedo por filtrar nuestras maldades para desechar los instintos con los que caminamos por este mundo, pues hay que enseñar con actitudes tamizadas, ya que ahí está nuestra lucha interior por aportar hoy y, por siempre todavía, a la construcción de una sociedad diferente, desde la inocencia y hacia la conversión de educandos en educadores reflexivos del mañana, de niños que aplauden a adultos que exigen y de niñas "de falda y hueso" por matrimonios "de amamantamiento compartido", de seres humanos "abandonados y desprotegidos" a celulares de última generación que nos permitan comunicarnos con el vientre materno y solicitar un criterio al óvulo fecundado para decidirse -con su autorización- al giro que queremos darle a su vida.

La caligrafía, por tanto, es una verdad que debe construir y una herramienta con la que podemos soñar, no desperdiciemos la oportunidad de las palabras para engrandecer nuestro vocabulario de oportunidades para ser mejores y luchar por descubrirnos aventureros del crucigrama de la formación en valores y actitudes.

Dr. Juan Aranda Gámiz

miércoles, 4 de abril de 2012

MAMÁ, QUIERO ESTUDIAR PARA SER CIUDADANO

Si la inocencia de un niño o la desazón moral de un adolescente frustrado confesase algún día a su madre que "quiere estudiar para ser ciudadano" y no encontrase un aula, un cuestionario o un portal para rendir el examen de ingreso y así cumplir con su propósito, estaríamos coartando derechos y aspiraciones de las nuevas generaciones, por despreocupación, miedo o vacíos de planificación educativa.

Nuestra conturbación vendría dada por haber esquivado una inquietud o vivir un estado de estupor en el que no se reacciona ante las voces progresistas y clarividentes de quien espera cambiar una realidad de contrastes  y claro-obscuros por otra con un denominador común en nuestra preparación para una convivencia donde la constelación de menesteres y repartos, herencias y palabras, instituciones y callejuelas, verdades y promesas, no tuviesen callejones ni atajos, falsas costras ni gestos de media pulgada, menosprecios ni barreras.

Ser ciudadano implica algo más que ubicarse, por azar del destino o etapas de una reencarnación, en un mundo donde se requiere socializar hasta las miradas y las motivaciones, porque se vive intentando acaparar toda la información posible a fin de adelantarte a cualquier acontecimiento, alzándote con una victoria momentánea e irrealista, por cuanto el tiempo que se permanece expuesto a un prestigio y unas oportunidades "de avanzada" es directamente proporcional a tu afán de prepararte para superar peldaños de integración y a la calidad de la gasolina de verdad con la que te mueves por tu mundo, un minúsculo espacio de esta "aldea común".

No entiendo cómo no diseñamos manuales de aprendizaje para vivir respetando la libre expresión, el reclamo justo, la búsqueda de la verdad, el principio universal de igualdad de oportunidades para todos, la visibilidad de los derechos fundamentales, la propuesta de integración con inclusión, la justicia sin olvido, trabajando por un estado de bienestar común, la superación de las diferencias y las vallas, el ejercicio de escuchar, la liberación de los pueblos oprimidos, el despertar de una dignidad con esperanza, la humanización de la globalización, la libertad de la palabra y la caligrafía de las actitudes verdaderamente positivas y vivificantes.

Todos deberíamos hacer cursos de actualización para ser ciudadanos, descargando la sociedad de profesiones inútiles, intermediarias, obsoletas o desintegradas, proponiéndonos una aspiración noble y que resaltase nuestra condición de seres humanos, como tener un diploma profesional y otro de ciudadano, anexo a tu cédula de ciudadanía que, al fin y al cabo, sólo requiere tener aceptados tus derechos y deberes como el claveque, ese cristal de roca que se talla imitando al diamante (nuestro doctorado en ciudadanía).

Proponerse ser "ciudadanos" no debe contener una exigencia de ser "mejor" sino de aprender a "estar entre los demás", no implica tener una actitud "ideal" sino "aprender a ser" uno mismo ante la atenta mirada del otro, donde el trasfondo de ese diálogo esté cargado de verdad y respeto, no justifica "disfrazarte" para ser aceptado sino "visualizarte" desnudo de la farfolla material a la que nos aferramos para superar nuestra falta de integridad, con el anonimato de todo "ser humano que aspira a realizarse en el contacto con los demás" (pobres o ricos, inteligentes o pseudo-inteligentes, del norte o del sur, de la terraza de la marginación o del sótano de la indiferencia, del hoyo del tsunami o de los pueblos no contactados de la selva).

Ser aceptado para ser un ciudadano del mañana, en la facultad de la vida, es un buena nueva para el aspirante y para una sociedad que sufre los ataques, de forma pasiva y silente, de la irresponsabilidad, la discriminación, la inaceptación, la disgregación, la polución o hasta del código genético. 

Vivir, al fin y al cabo, es prepararte para estar presente "sirviendo" y recibir del otro "viviendo" en un ejercicio constante de aprendizaje "por la respuesta que recibes al entregarte" y aceptación "por la inclusión de tus actitudes en el árbol genealógico de la vida de tus días por este mundo", porque vas a formar parte de ese ejemplo del que van a mamar tantas otras generaciones durante su periodo de lactancia en la historia natural de la ciudadanía, esa etapa que transcurre desde que naces y hasta que formas parte de la facultad para ser ciudadano.

¿A qué edad puedo aspirar a integrar las listas de estudiantes para ser ciudadanos?, cuando estés preparado para hacerte la pregunta ¿qué puedo hacer para permitir que, a través de mis huellas, pueda generar una estela que sirva a otros para estructurar una sociedad cada día más justa, equilibrada, de iguales y propositiva de cambios?, sin  intermediarios ni mercados, sin listas ni listados, sin rejas ni fronteras, con la única doctrina de legar sociedades de las que realmente seamos merecedores y ciudadanos a quienes respetemos y sigamos como líderes, sin tintes políticos, económicos ni sanitarios, sólo por el hecho de habernos demostrado que pasar por la Universidad para ser ciudadano nos otorga el placer de dejar escrita una página más en este planeta, que pareciese olvidado en el universo pero que nos debemos impulsar a caminar para algún día decir que "La Tierra es el único lugar del universo donde estamos convencidos que hay vida porque se puede convivir -vivir con el otro- y estamos fielmente orgullosos de ser ciudadanos, con un diploma de ciudadanía que nos hace grandes y dignos de este recorrido en nuestro espacio de vida".

Al final, deberíamos agradecer al infante o al púber que quiere examinarse para entrar en la Universidad y estudiar para ser ciudadano, reflexionando sobre el edificio de esperanza que podamos haber construido para ellos en los años que no fueron perdidos y ello nos vislumbrará -a ciencia cierta- que vamos a entrar en otra sociedad diferente, más tolerante y de iguales, más equilibrada y justa, más sincera y real, pero sobre todo más humanizante y verdadera.

Dr. Juan Aranda Gámiz.

domingo, 1 de abril de 2012

NUEVO SOFTWARE. DESCÁRGATELO ¡YA¡

Todo proceso, como parte de un sistema, está integrado por un flujo de componentes que parten de una entrada y disponen de una salida, para lo que siempre hay filtros que permiten aceptar un insumo y así permitir que la cadena de eventos esté preparada para su tratamiento oportuno, pudiendo asegurar la calidad del producto y su inserción en el mercado con éxito.

En un mundo globalizado, lo cual no quiere decir humanizado, somos capaces de trasladar los sistemas y sus procesos a un mundo virtual, sistematizarlos y compendiarlos para su aplicabilidad y su desarrollo informático, en paquetes de software que instalamos y nos obligan a confiar en guarismos y flujogramas que van a determinar cualquier proceso, con la visión mercantilista de promover "arreglos", con el apelativo de "versiones" para que sigamos descargando actualizaciones de programas que cada día son más cómodos, manejables, utilitarios y que nos están sobrecargando de aforismos que incorporamos a nuestra propia realidad y la manejamos como verdades absolutas.

Sin embargo, no nos detenemos a pensar si la reflexión, entendida como un sistema, pudiese constituir -por sí misma- el contenido de un nuevo "software" que sea determinante en el análisis constante y continuo de lo que llamo el "flujograma de la búsqueda de la verdad", a fin de que nuestros minutos de silencio e incertidumbres sean capaces de organizar actitudes mejor orientadas y más estructuradas hacia el bienestar común, o sea, un software capaz de hacer más transparente nuestro quehacer político, porque estamos convencidos que aportará y contribuirá al mejoramiento de la sociedad -en general-.

Al abrirlo, encontrarEmos una pantalla principal con 6 botones, donde cada botón representa un eslabón de todo proceso de reflexión profunda (compromiso, reflexión, prioridades, soportes, espejo y verdad). 

SOFTWARE: BUSQUEDA DE LA VERDAD. VERSIÓN 1.01

BOTONES:

1.      COMPROMISO
2.      REFLEXIÓN
3.      PRIORIDADES
4.      SOPORTES
5.      ESPEJO
6.      VERDAD

El Compromiso (C) es la entrada al programa y para pulsar este botón hay que reconocer que debemos darle un sentido a nuestra existencia y todo parte de la aceptación de uno mismo, lo que exige considerar a nuestro cuerpo un "hardware" al que debemos cargar con "software" actualizados como este.

La Reflexión (R) es el momento al que nos arrastra el compromiso, elaborado a partir de una visión interior y de revisiones periódicas de nuestros diccionarios de valores, para que estén actualizados los sistemas de caligrafía moral y seamos libres, objetivos y auto-didactas a la hora de construir actitudes acordes a la verdad que hemos de alcanzar.

Las Prioridades (P) van a surgir después del proceso de reflexión, cuando hayamos leído el manual del programa y reconozcamos cuántos vacíos tenemos que rellenar y hallar el botón que debemos pulsar para inicializar el software, proponiéndonos una lectura rápida de qué debemos hacer para comprender mejor nuestros valores y re-direccionar apropiadamente nuestras actitudes.

Los Soportes (S) son los apoyos que vamos a tener, correspondería al botón “help”, ese asistente que necesitamos en nuestra vida y al que dirigimos nuestras inquietudes antes de tomar una decisión, un código de vida que nos conducirá por el buen camino para operativizar nuestro software y darle la aplicabilidad que necesita.

El Espejo (E) es esa guía de conducta o patrón con el que comparamos nuestros gestos, las decisiones y compromisos, antes de aceptarlas como verdad, porque tenemos el testimonio y el ejemplo cargado de mensajes y actitudes que nos arrastran positivamente.

La Verdad (V) es el fin último que pretendemos alcanzar y que nos permite reconocer si el software tuvo utilidad y una verdadera TIR (Tasa Interna de Retorno), ya que nos sirvió el proceso de aprendizaje para actualizar el paquete "flujograma de la búsqueda de la verdad", en esta versión actualizada.

Para comprobar que está perfectamente instalado debes seguir 3 pasos:

1.      Adquiere el compromiso de provocar reflexiones en el otro.
2.      Aprende a escribir, reflexionando.
3.      Define como prioridad ser tú mismo, proyectándote con la pureza de un ignorante de prejuicios y ataduras, con una voluntad férrea de aspirar a ser más para entregarte mejor.
4.      Integra el tiempo útil, el diccionario de los ejemplos de vida y las experiencias de testimonio como soportes en tu vida.
5.      Incorpora el ejemplo de seres humanos “desnudos” de fama, prestigio, apellidos, propiedades, poder ni influencia, con trayectoria simple, vivencial, ofertada sin descuentos y con sello de calidad, como espejo de valores.
6.      Al final, debes comprender que la única verdad que puedes encontrar, sin méritos ni diplomas, es un crecimiento interior que te hace grande ante la vida y pequeño ante ti mismo, por la necesidad de seguir desarrollándote en el día a día.

Realiza el ejemplo de la última página:

A. Compromiso: Debo mejorar para levantarme.
B. Reflexión: Debo buscar mi rol en esta vida.
C. Prioridades: Anteponer el bien común al mío propio y el de mi entorno.
D. Soportes: Debo apoyarme en un equipo de ideas que sensibilicen.
E. Espejo: Hay gente a la que merece la pena seguir “en silencio”
E. Verdad: Ahora sé quien debo ser en mi propio proyecto de vida.

Si has seguido todos los pasos, has instalado apropiadamente el software, tu código será “HOY ES SIEMPRE TODAVÍA”, no lo olvides si necesitas volver a instalarlo o cualquier versión más actualizada, para lo que debes mantenerte al día en las actualizaciones de mi “blog”.

Suerte.

Aviso: Si no funcionara inicia leyendo las primeras entradas del blog y luego prueba de nuevo. Siempre se alcanza el éxito cuando el hardware (tu cuerpo y tu alma) están preparados para recibir una actualización.




Dr. Juan Aranda Gámiz