viernes, 2 de agosto de 2019

¿SE TROPIEZA CON LA MISMA PIEDRA?


Siempre he querido salir de la duda y he querido pasear por el mismo sitio, para encontrar la misma piedra, pero no la encuentro allí, pues quizás se desplazó, o la desplazaron, se sustituyó por otra que fue arrastrada desde más arriba o quedó oculta en un hueco y no rozó mi zapato.

Sinceramente pienso que no se tropieza con la misma piedra, pues por circunstancias de la vida se modificó el ambiente en el que se encontraba cuando se tropezó por primera vez y, aunque hubiese un traspié, este sería diferente.

Nadie está preparado para repetir la misma experiencia y, aunque ocurriese, se precisa estar en el mismo estado de ánimo para afrontar la situación con la misma predisposición y entereza, incertidumbre o malestar.

Sin embargo, las palabras calan a diferente profundidad y las verdades rozan esquinas diferentes, porque también nosotros somos seres humanos diferentes, abanicados por el viento o humedecidos por la calor del mediodía.

Nunca repetimos la historia dos veces ni vivimos realidades similares en dos momentos del tiempo, porque el sol ilumina diferente y las historias de vida de los seres que se encuentran ya han atravesado experiencias distintas, por lo que ese instante puede estar cargado de más ironía o respeto, acorde al impacto de las vivencias más recientes.

Así que no me gusta repetir que "tropezamos dos veces con la misma piedra, como el burro" y deberíamos saber que este animal es muy inteligente y lo hace para ponerse a prueba, para aprender a reaccionar ante las circunstancias y hasta para generar ejemplo, porque el cambio del otro empieza por el encuentro con quien le demostró, con sus actitudes, que la sinceridad en el trato es el primer peldaño para una convivencia más humanitaria.

Siempre se gana al tropezar, porque el zarandeo reubica tus valores y el miedo libera tus más hondos rencores, cambiando la mirada y los gestos, en un esfuerzo por cambiar y reconstituirte.

¿Se pierde al tropezar dos veces con la misma -aparente- piedra?

No. Manifestamos lo que somos, sin modificar nuestra esencia y nos ofertamos tal y como nos definimos, sin apariencias engañosas ni verdades absolutas, porque en el otro también podemos observar y copiar la esencia del ser humano, que a veces tanta falta nos hace.

Nacemos y nos socializamos para estar en continuo cambio, no para permanecer almidonados toda la vida y en la transformación nos adaptamos, aprendiendo las herramientas para modificar nuestra visión del mundo, a fin de que las vicisitudes diarias nos saluden, sin herirnos.

Vivimos para ser únicos, pero para tal ejercicio de singularidad necesitamos ser, al mismo tiempo, plurales, aprendiendo a vivir entre los demás, de los que alimentamos el alma para ser cada día mejores seres humanos y si pasamos dos veces por algo -aparentemente igual- que sea para aprehender lo bueno y dejar el verdadero núcleo de lo que somos, a propósito de que en el intercambio todos salgamos ganando.

Tu amigo, que nunca te falla




JUAN