domingo, 1 de diciembre de 2019

BUSCA TU SEGUNDO PERDIDO

Nos levantamos y, casi tropezando, llegamos al cuarto de baño para mirarnos al espejo y lavarnos la cara, pues pretendemos arrastrar las lágrimas que se secaron y estirar las arrugas que dejó la almohada, sobre una cara que dormía despreocupada.

Desayunamos y balanceamos nuestros cuerpos, mientras nos cargamos de la gasolina para poder transitar por el escenario de la vida, haciendo lo que nos apetece o sobreponiéndonos a lo que nos exigen.

Descubrimos algo a lo que no le prestamos atención, pensando que es algo "raro" que tenía que pasar y sólo lo utilizamos como argumento para algún minuto de diálogo, resaltando la curiosidad de la vida.

Nos enfadamos y agitamos, como si la vida se alimentase de esos instantes en los que ponemos a nuestro organismo en estado de alerta, discutiendo sobre lo efímero con la trascendencia de un acontecimiento que lo consideramos "sobresaliente".

Sin embargo, descuidamos nuestro estado de atención y olvidamos que vivimos para descubrir ese segundo, que se repite a diario, donde descubrimos lo que somos, nos impresionamos con nuestro gesto desprendido o nos impacta esa mirada maravillosa de un gato triste, aunque para todos los demás pase desapercibida.

Y ese segundo, que pudo haberse perdido, es el que te lanza a buscarte en un mundo desajustado y le pone nombre a tus huellas, te mantiene adherido al suelo y te descubre en tus vacíos y, sólo por eso, te ayuda a ser más grande, si cabe.

Hay muchos segundos que los cubrimos de prisas y olvidamos ese detalle que nos hizo girar la cabeza o reflexionar profundamente, porque el movimiento de nuestro cuerpo iba detrás de una tarea por cumplir y eso es lo que marcaba nuestra mañana y no el deseo de crecer como seres humanos.

¿Y cómo saber que es ese momento?

Simplemente porque nos sentimos impactados, renovados, sensibilizados. Muchos esperarán sentir una llamada del más allá o escuchar las voces de un mago, eternamente esperado, pero ahí no está el secreto.

El secreto de ese segundo olvidado está en la flor que rozas y te deja su aroma, en la mano que te aprieta como nunca antes, en un agradecimiento por algo muy simple y lejano, en la mirada que te cautivó por el pesar que transportaba, en el roce que te supo a algo nunca saboreado, en la imagen en el espejo que descubriste algún rasgo que antes no notaste, en una llamada que te llegó a lo más hondo de tus entrañas o en el ruído de los quejidos de un ser con quien siempre fuiste indolente.

El secreto de ese segundo está en el deseo de aplaudir un gesto, aunque te contuvieras para no llamar la atención, en la noticia que te destapó todos tus vicios y los acobardó por insulsos, en el secreto que debes mantener y no crees poder hacerlo, en la brisa que te trae el murmullo del bosque que pensabas que estaba en la otra esquina del mundo, en la imagen de un vientre hundido por el hambre en el que tú también participas y de la que también eres culpable.

El secreto de ese segundo está en el color que te cegó o el animal que te pidió una caricia, en el mensaje con el que te identificaste o la verdad que destapó tus mentiras, en la lluvia que te cogió desprevenido y te caló lo suficiente para desprenderte de ropajes y quedarte a sólas con tus apellidos.

Gracias por sentir ese segundo, que nunca debe perderse. Tu amigo, que nunca te falla




JUAN 

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