viernes, 30 de mayo de 2014

¿SABES LEER Y ESCRIBIR?

Cuando somos niños y estamos en la escuela nos enseñan Caligrafìa y, por su través, aprendemos a dibujar caracteres que dan forma a nuestro modo de expresarnos, pero nos sigue faltando capacidad de transmitir lo que somos y sentimos, porque el empuje, las ganas, las pasiones y las frustraciones debieran expresarse también en el mismo renglón de cada carta.

No es necesario ser especialista y poder entender los rasgos de la escritura para intentar definir al que escribió, porque ahí se delinean los corajes y las mentiras, se esconden los vacíos y las disputas, se retocan las ambiciones de humildad y los tristes finales se adelantan para que siempre termine la obra en aplauso

Y el problema surge cuando leemos, porque corremos y lo interiorizamos, como si la historia fuese parte de nuestra vida, la manejamos luego según nuestros propios parámetros y le damos rienda suelta a nuestras opciones de vida, las que estructuran nuestra personalidad, con el único propósito de manejar los verbos y los predicados.

Si no entendemos pasamos de largo y si hay incoherencias pasamos página, porque al fin y al cabo debe ser una situación a la que suponemos que no nos vamos a enfrentar jamás y, más pronto que tarde, la vida nos debe armar con la valentía y la suspicacia necesarias para sortear cualquier obstáculo que se vaya presentando en nuestro camino.

Es difícil ser nosotros mismos mientras leemos o escribimos, porque queremos manifestar sólo lo bueno o transmitir sólo lo aparente, evitamos las discordias que subyacen y las mentiras que cargamos en el traje de vida de los demás, envolvemos las palabras para que sean armónicas aunque nuestra verdad no lo sea y pretendemos ser aplaudidos cuando no tenemos ni una pizca de calidad de redacción con el alfabeto del alma, el que no debe mentir porque su pureza no se lo permitiría y su grandeza lo borraría del diccionario ético de nuestro compromiso con los demás,como seres singulares en la diversidad y parte de un proyecto global que debiera buscar la satisfacción de necesidades más elementales para los más desprotegidos y faltos de apoyo y consideración social.

Saber leer implica conocer a quien escribe y reconocer en su pluma la prolongación de tu dedo cogiendo el bolígrafo, saber que el mensaje es el contenido que quieres darle a tu vida o que la redacción no concuerda con tus principios, pero respetas el mundo del otro y su interpretación, buscas extraer los cimientos de sus planteamientos si los consideras válidos en tu micro-ambiente y destacas la valentía de los verbos utilizados, manifiestas un deseo de aprender de los adjetivos y te detienes cuando encuentras una exclamación.

Saber escribir significa que deseas dibujar artilugios caligráficos que se desprenden del movimiento de tus dedos porque tu corazón los empuja y tu cerebro los considera válidos en el mundo de la comunicación, con el único aval de tu sinceridad y tu propia verdad, porque eso es lo que sientes y lo que ves, lo que entregas a diario y lo que esperas recibir de los demás.

Yo intento leer y escribir para que se pueda leer y fotocopiar a mano los mensajes, porque así viven conmigo. Y tú... ¿sabes leer y escribir?

Tu amigo que nunca te falla.


juan