jueves, 14 de febrero de 2019

ES BUENA HORA PARA AGRADECER


Creo que cualquier momento es idóneo para agradecer a las personas que influyeron en nuestras vidas y ponerle un valor añadido a su esfuerzo, porque quien emprende en una actitud de apoyo necesita alimentarse de la gentileza de un aplauso sincero.

Pienso que antes de que llegue el siguiente cumpleaños es necesario recomponer una relación rota y agradecer la reflexión que provocó la ruptura, porque a partir de los silencios se construyen las mejores frases de agradecimiento.

Estoy convencido que en los sueños debemos enviar cartas de solidaridad a quienes no tengan la oportunidad de conciliar su propio sueño, porque a ese ser humano que no tiene noches hay que agradecer que nos despertemos a las cosas trascendentes y nos desprendamos de lo innecesario y superfluo.

Hay que ser valiente para reconocer que en los momentos de crisis echamos mano de los ratos buenos que nos dejan las mascotas y debemos mirarles a la cara y, al tiempo que le regalamos una sonrisa y compartimos una caricia, le agradezcamos por el peso de circunstancias adversas y entretiempos dolorosos y tristes que se cargan para liberarnos de la amargura de los retos que "a priori" parecen imposibles.

Es necesario madurar oportunamente, aunque no se estudien muchos capítulos de Biología, con el único propósito de alentar a la madre que nos ofreció el mejor de los nidos, por nueve meses y la ternura con la que lo construyó, porque nuestra vida de cobijo nos dió sustento de felicidad para toda la vida y eso tenemos que agradecerlo cada día de nuestra existencia.

No podemos olvidarnos de las personas mayores que cuidaron nuestra infancia y nos donaron un temblor fino de manos y un beso entrecortado, porque sus consejos nos acompañarán en nuestros días venideros y nunca encontramos la hora adecuada para agradecerles por su entrega desinteresada.

Siempre será buena hora para agradecer el tesón de un padre y sus horas de lucha para encontrar el sustento diario, porque es el mejor suplemento para las caricias de una madre y una oportunidad para sentir la verdad del esfuerzo más cercano.

Es hora de agradecer a quien pide limosna para que nos percatemos que hay otro mundo más allá de nuestros caprichos y desmanes, donde alguien se sobrepone -con humillación- a su propio destino.

Es buena hora para agradecer a todo ser humano que transmite verdad, porque es la pintura con la que hemos de dar brochazos a las incoherencias y el dolor del alma, el que te mantiene quieto ante las injusticias y lento en los aportes.

Siempre será buena hora para agradecer a quienes nos sirven, de una u otra manera, porque en la relación mantenida se entiende cuánto se necesita a los demás para seguir siendo nosotros mismos.

Cualquier hora es buena para agradecer a quienes se reconcilian y cambian, porque en su impulso de cambio está la esencia manifiesta de los pasos que todos precisamos dar para ser cada día más íntegros y verdaderos, en nuestras propias circunstancias.

Y, por último, hay que agradecer a quienes nos enseñan a despedirnos, porque en la distancia nos percatamos del valor de su presencia.

Gracias, en esta hora, por lo que recibimos sin mensaje, para que le escribamos en su aura unas letras de agradecimiento por hoy, y siempre todavía

Tu amigo, que nunca te falla




JUAN 


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