viernes, 26 de octubre de 2012

¿TIENE VIDA LA BASURA?

Siempre hemos conceptualizado a la basura como todo lo que sobra y ahí metemos desperdicios y despojos, desechos y restos, palabras estériles y vida muerta, recuerdos y ofensas, recambios y tejidos desprendidos, alimentos no comercializados y medicamentos olvidados, objetos maltrechos y ruinas que queremos olvidar..

Cada día se recogen todas estas sobras y se disponen en terrenos abiertos, se procesan o se reciclan, pero no se ve el resultado o la transformación de la basura en tu propio refugio porque nadie te regala un papel para escribir o un saco de abono, a partir de lo que eliminaste el mes anterior y que el carro recolector se encargó de llevarse de la puerta de tu casa, al vaciar el cubo de basura en un contenedor.

Deberíamos aprender a mirar en la basura para darnos cuenta de tanta comida que se vierte y tanto papel escrito que se arroja, donde nos percatamos de la inconsciencia de un derroche tan presente en una sociedad tan necesitada y de la facilidad con que nos despojamos de ideas que pudieron convertirse en proyectos, pero a las que nadie prestó la atención oportuna por ser desempleado, mayor de edad, marginado o demasiado soñador.

A veces nos encontramos tantas toallas y pañales higiénicos de niños sobreprotegidos y escaldados, de ancianos con incontinencia urinaria que pudo prevenirse con una buena práctica médica urológica o de mujeres que renuncian a ser madres por falta de oportunidades o de criterio, de fuerza interior o de sangría vivencial al ser violadas, mientras que hallamos fetos sin vida, que nunca tendrán derecho a ser abrazados, abandonados en el contenedor de basura, como lecho de muerte, desprotegidos de trapos o pañales.

No somos capaces de plantear una alarma cuando falta la bolsa del sempiterno vecino, con el mismo color y colocada a la puerta de su casa a la misma hora, por dos o más días, creyendo que siempre fué feliz por disfrutar de su casa y luego vemos por television que se suicidó cuando iba a ser desahuciado, porque nos falta conciencia cívida de la realidad que vivimos.

Sacamos la bolsa o el cubo a la calle, cogiéndola con una mano que separamos del cuerpo  por el hedor que desprende o el líquido que rezuma, pero antes deberíamos saber si en nuestra casa ha cambiado algo en la basura, más papel desperdiciado o más heces líquidas, jeringas o medicamentos que desconocíamos tener en nuestro hogar, bolsas de plástico o recipientes vacíos que nos pueden provocar preguntas, u objetos que estamos tirando con rabia, a pesar de nuetro compromiso con otros seres humanos, como fotos o pertenencias y que pueden hablarnos de crisis depresivas por rupturas de una relación que puede terminar en tragedia.

No nos fijamos en quien busca en la obscuridad de la madrugada y tapándose por vergüenza para aprovechar un resto de comida, con instinto de supervivencia y desconociendo la cercanía de un centro de acogida, para seguir luchando en la calle con su agonía y su abandono, su crisis vivencial o su trastorno psiquiátrico.

Desconocemos si la basura habla o puede comunicarse porque no nos detenemos a observarla y escucharla, quizás asi aprenderíamos a ver en la basura signos de alarma de hemorroides no controladas o irregularidades del ciclo menstrual no abordadas, esputos hemoptoicos y restos de cabello trizado o pelucas por vecinos sometidos a quimioterapia por cáncer, animales envenenados por no arraigar un sentimiento de protección por las mascotas, presencia de ratas con el problema de salud pública que ello supone para la comunidad de vecinos o botellas de alcohol consumidas en silencio y que pueden ser el detonante de una violencia de género en la puerta de al lado.

Miramos la basura con asco y repugnancia pero hay que vivir alerta y ello exige mirar la basura para descubrir, porque es parte de nuestra tarea diaria en un mundo donde todos nos necesitamos y en el que la palabra ha sido sustituida por la tecla y el encuentro para dialogar ya no está de moda, habiendo sido superado por el encuentro virtual o cibernético.

En la escuela debe estar presente la basura y los niños debieran aprender a mirar en la basura, para construir historias de vida y de luz sobre el mundo en que vivimos, a partir de las diferencias entre los despojos, que son un reflejo de las diferencias sociales y encontrar en la basura las claves para explicar por qué hay tanta hambre y miseria si hay tanto derroche y quemeimportismo.

Si la basura tuviese vida propia haría lo que nosotros no hacemos, los plásticos se amontonarían para que se pudieran desechar sin contaminar el suelo, los restos biológicos irían a la policía para sugerirles una investigación, los papeles y cartones se irían a lavarse y reciclarse para luego presentarse en las escuelas convertidos en libretas nuevas y los restos orgánicos se transformarían en abono para los jardines de la comunidad, las grandes ideas escritas se irían a los grandes editoriales para que se las tuvieran en cuenta y en las consultas de los hospitales y centros asistenciales se presentarían los papeles ensangrentados, con el nombre y apellidos de los propietarios para que pudiesen iniciarse campañas de prevención y abordaje de trastornos ginecológicos y proctológicos, decubrir tempranemante un cáncer de próstata o de colon.

Sería interesante buscar asociacioens entre la basura y la falta a clases de los niños (niñas abusadas), la basura y la violencia de género, la basura y los cambios del estado de ánimo (notas de desaliento u órdenes de desahucio, recibos no cancelados u órdenes de alejamiento), la basura y los cambios bruscos de alimentación (por presencia de enfermedades o enrriquecimiento ilícito), entre la basura y el número de personas visibles en la casa (por posibles personas retenidas, rehenes o enfermedades debilitantes que ya no siguen la dieta normal), entre la basura y enfermedades (por el número de productos farmacéuticos), entre basura y animales muertos, basura y ropa vieja (porque se arrancó un nuevo proyecto de vida), cambios en la basura y servilletas manchadas de dolor (por hijos acogidos en el hogar, abandonados por una sociedad en crisis), basura y libros rotos, mezclados con vasos de plástico y olor a alcohol, jeringas y vómito (en hogares con cultura pro-alcohólica y miembros en contacto con las drogas), basura y colillas (cuando el tabaquismo anuncia lo que está por venir, a nivel pulmonar y cardiológico).

No dejemos pasar nada de largo por nuestras vidas, ni incluso en la basura, te lo dice tu amigo que nunca te falla.

Juan 


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