PARA QUE NO TE OLVIDES
Juan Aranda Gàmiz
Hoy quiero ser yo quien se acuerde de
ti, ciudadano insensible que crees estar por encima de los demás y, sin
embargo, eres como el polvo porque vienes del pueblo y a él te debes por
siempre, jamás.
Quiero que en este año no te olvides
cuando hablas sin pensar y prometes vivienda por doquier, como si la tensión en
el mundo la calmara un montón de frases hechas y pretendieses, además, recibir
un aplauso por una promesa sin sentido, al calor de una hoguera debajo de un
puente o en el espacio reducido de un garaje, habilitado para dar cobijo.
Quiero que no te olvides cuando
prometes paz y propicias la guerra, contribuyendo a que generaciones de
infantes se formen en el odio y la disputa sin diálogo, porque ellos serán los
que escribirán las leyes que nos permitirán envejecer sin soportes.
Quiero que este año no te olvides
cuando quieras proponer equidad de género en las listas y te olvides de las
políticas para la igualdad entre seres humanos, defendiendo los derechos de
quienes aún se sienten salpicadas por la violencia de género o ven
estupefactos, con ojos de niño, las crueldades de los adultos y sólo nos
limitamos a establecer récords para la historia.
Quiero que este año no te olvides
cuando te sientas arropado por la moral y luego encerrado o perseguido por la
lujuria de una posición que debió ser de servicio y, más tarde, convertido en
filón y por eso se te tiznó la cara de minero y dejaste de ser un líder
verdadero.
Quiero que este año no te olvides
cuando pretendas adoctrinar con la educación y no permitas la libertad de que
los más jóvenes te critiquen en tus afanes desmedidos y obsoletos, con
pretensiones de yugo y sumisión.
Quiero que este año, usurero del mundo,
no te olvides cuando veas que las estadísticas vitales nos indiquen la cantidad
de fallecimientos por causas no naturales y te sientas reflejado en las páginas
de culpabilidad por haber impulsado conflictos bélicos, haber propiciado la
compra de armas o violado los conciertos y acuerdos internacionales, haberte
olvidado de las carreteras o de los desacuerdos encarcelados.
Quiero que este año no te olvides si no
has puesto de tu parte para que se pueda caminar por la noche en las calles de
tus pueblos y ciudades, si sólo un niño es raptado o condicionado y maltratado
en sus derechos, si los abuelos se aburren de ser ancianos o las madres se
cansan de parir con dolor y sin asistencia.
Quiero que este año no te olvides si
eres elegido y no das la talla, si eres cuestionado y no rectificas a tiempo,
si eres abandonado a tu suerte y no despiertas de tus sueños de grandeza, si
dices mucho de lo que no haces o haces poco de lo que dices.
Quiero que este año no te olvides si la
gente te sigue aplaudiendo por miedo y no por respeto, si los ríos se desbordan
por temor a ser encauzados, si en las escuelas no pueden convivir miradas y
religiones diferentes, si los embarazos siguen llegando cuando haya una pizca
de deseo o el asesinato siga siendo una forma de comunicación social que
intimide y acorrale, calle y determine.
Quiero que este año no te olvides si tu
familia tiene más poder que la misma Naturaleza, si las decisiones son tomadas
por impulsos y no por reflexión y si tus bolsillos siguen pesando más al
terminar tu mandato que cuando empezaste.
Quiero que este año no te olvides si no
has puesto en marcha un programa para medir cuánto reímos y no a quién votamos,
o cuánto empleamos de nuestro tiempo libre y no dónde radica el centro del
aburrimiento o si vamos a re-codificar el gen del envejecimiento.
Quiero que este año no te olvides si
más gente tiene que salir de los países para investigar fuera de sus raíces y
costumbres, si sigue habiendo familias excluidas e incomprendidas o si las
cruces sólo deben estar en las iglesias.
Quiero que este año no te olvides si
hay una sola persona sin diagnóstico o un solo abuelo sin rincón, si va a subir
antes el premio de la lotería de “El Gordo de Navidad” que el salario básico o
si, por fin, cada hurto deberá ser devuelto, multiplicado por 100.
Quiero que este año no te olvides que
es una obligación cumplir con lo que alcanzan a recaudar los programas con
fines sociales y que hay que darse una vuelta por el interior de las
decisiones, vaya que queramos que llueva sobre mojado y luego nos quejemos de
sequía en los huertos famélicos.
Quiero que este año no te olvides si
quieres seguir siendo un político de trastienda y no un ciudadano del mundo que
lleva su alma por bandera.
Desde la otra esquina del planeta,
esperando que este año no te olvides
JUAN
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