martes, 31 de marzo de 2015

DE NUEVO EN EL PUNTO CERO

Cada día que nos levantamos deberíamos ubicarnos en el "punto cero", porque necesitamos emprender una marcha que aclare dudas y resuelva interrogantes, partiendo de lo más elemental, como si tuviésemos toda la tarea por hacer, a pesar de que en el camino encontremos algún punto avanzado, aunque los imprevistos siempre nos hacen reflexionar y nos ubican en ese punto, desde el que todo está por hacer.

Cuando vamos a impartir una conferencia hay que partir del "punto cero", porque si creemos que lo sabemos todo vamos a necesitar de un alfiler que nos desinfle y, a partir de ahí, precisaremos armar nuestra nueva estrategia para procurar que los demás entiendan mejor nuestro mensaje y ese alfiler puede ser una mirada que nos convenció de algo, la pregunta que nos puso a pensar o la actitud de alguien que se movió en su asiento y creímos que iba a abandonar la sala de conferencias.

En algún momento de nuestras vidas hemos dado el primer paso, creyendo que ya estaba todo hecho y que pronto llegaríamos a comprender el interrogante que se encierra detrás de todo lo que nos ha sorprendido por años y, sin embargo, llegamos a ese "punto cero", desde el que pareciese que todo es más fácil porque nada se da por comprendido hasta que no se descubre.

Hay momentos en la vida en los que pretendemos ser líderes, otros en los que queremos adueñarnos del cariño de nuestra madre y manipularlo, algunos en los que pensamos que teniendo un sueldo está resuelto el problema de la superación personal, enfrentados a una sociedad que nos obliga a ser cada día mejores para compartir nuestros alcances y, sin embargo, tenemos que partir del "punto cero" para seguir con nuestras vidas y deslumbrar con nuestro esfuerzo desde lo elemental, aunque el mayor problema surge con identificar la edad a la que cada cuál se da cuenta de que debe reiniciarse para reprogramarse y reorientarse, la única forma de proyectarse con entusiasmo y garantías de que alguien te tome algún día por ejemplo para que puedas legarle tu fuerza y tu coraje en la vida, las únicas herramientas para llegar a ser tú mismo, aunque el otro tenga que volver a empezar desde el "punto cero".

Ves en la televisión una carrera de atletismo o unos animales compitiendo y todo se convierte en dar unas vueltas, a la mayor velocidad posible, para seguir volviendo al "punto cero" y los kilómetros se miden por las veces que regresas al "punto cero", como si pasar por ahí te diese las garantías necesarias para terminar con un premio en la mano.

Estudiamos y nos especializamos, hablamos y escribimos, pero siempre necesitaremos llegar al "punto cero" de nuestras vidas, que se convierten en esos momentos en los que nos haremos las preguntas existenciales necesarias para reconducir nuestra caminata en este mundo y, a partir de ahí, comprenderemos mejor los secretos de la indiferencia y el castigo, el poder y la sumisión, la verdad y el subsuelo, los colores y las sombras, conceptos tan necesarios para mirar y expresarse.

Nos relacionamos con personas que van a formar parte de nuestras vidas y nos consideramos con un arte de enamorar y un poder de convencer, pero la verdad es que cada paso que demos parte de la incertidumbre y el pudor, la sabiduría y el coraje que te dan haber regresado al "punto cero", donde abriste tu propio código moral y analizaste bien las propuestas y las estrategias, comprendiendo desde la humildad más notoria y la formación más elemental que se puede enamorar rozándose y mirándose, sin necesidad de elaborar códigos secretos ni un lenguaje químico complicado.

Paseamos y nos abrigamos, dormimos y nos arropamos, comemos y nos alimentamos, estudiamos y nos formamos, pero siempre debemos regresar al "punto cero", ese instante en el que surge la pregunta de la infancia más temprana "¿por qué?" y ahí podemos sentir nuestros pasos y conciliar nuestros sueños, nutrirnos con una dieta adecuada y aprender de la experiencia, pues al sentirse parido en ese "punto cero" descubrimos la esencia de la vida.

Compartimos y miramos a quien quiere ser la voz cantante, olvidamos a quien sufre en silencio y marginamos a quienes no se parecen a nosotros, pero sólo es un instinto que aplicamos hasta que regresamos al "punto cero" y aprendemos a comportarnos como animales solidarios y seres humanos en proceso de formación, porque es la única tarima para pronunciar que somos necesarios para todos y que precisamos escuchar a todos, que no hay más parecido que a la primera imagen moldeada y que todos somos tan feos como trabajadores y tan predispuestos como imperfectos.

Aprovechamos para llegar al final de nuestros días creyendo que va a llegar la paz a nuestras vidas y que la tranquilidad va a animar nuestras siestas, pero es necesario seguir regresando al "punto cero", donde se debe aprender a ser un nuevo padre y un distinguido abuelo, estudiando en la Universidad de los nietos creyentes, porque de lo contrario se pasará sin pena ni gloria esa etapa de reconciliación con los hijos, aplaudiendo a los nietos.

Escribimos en las redes sociales para sentirnos cerca de los demás y no nos damos cuenta que tenemos que regresar al "punto cero", donde hay que creer en que los demás te pueden hacer crecer con sus aportes y sus gestos, la única manera de seguir haciendo amigos.

Tu amigo, que nunca te falla, está regresando en este momento al "punto cero".

Gracias por seguir ahí.



JUAN

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