domingo, 5 de octubre de 2014

¿POR QUÉ HABLAMOS DE PARES?

Acostumbramos a vestirnos y siempre lo hacemos sin olvidar el par de calcetines, porque es la mejor manera de calzarse un buen par de zapatos.

No podemos olvidarnos del par de gemelos si queremos vestir bien una camisa blanca y presumir de chaqueta con un par de bolsillos.

Siempre hay un par de cosas que quieren contarnos y nunca es una sola o un montón de acontecimientos. Quizás sea porque ese par de amigos quiere arreglar al mundo con un par de tortas, porque a golpes entra mejor la letra.

Muchas parejas se conformarían con un par de hijos, o sea, la parejita, para ser más concretos. Y no podemos regresar a la casa si no nos tomamos un par de cervezas, porque es lo que contamos y nos callamos las otras seis que tomamos conversando y disfrutando la tapa que contenía un par de aceitunas.

Compramos unos pares de panes para comer y nos vamos a comprar un par de corbatas, porque hay que tener para combinar adecuadamente.

Si preguntamos por una dirección nos indican que caminemos un par de cuadras y, si creemos que hemos llegado tarde a la cita, nos tranquiliza un asistente que llevaba ahí un par de minutos.

Ya sólo nos queda un par de pueblos, dice atareado en el control del volante quien nos transporta a un punto lejano y, para resaltar la excelencia del sermón, exclamamos a viva voz ¡qué falta haría un par de curas como éste¡.

Compramos un par de pajaritos y los metemos en la misma jaula, ponemos un par de pimientos en cada plato para que se sacie la curiosidad culinaria y con un par de aceitunas rellenas nos quedamos verdaderamente hartos.

Nos serena la idea de que el examen tendrá un par de preguntas de cada capítulo y nos piden el favor de ir un par de veces a misa, porque así podremos seguir llevando el cartel de "católico".

Se nos critica si hacemos lo mismo un par de veces y se nos pone el apodo que nunca pensamos si adoptamos la misma actitud un par de domingos.

Un par de reyes es importante en el pócker y un par de días sin comer puede ser un verdadero problema. 

Un par de hermanos es casi la norma y un par de profesores puede llegar a ser la discordia. 

Un par de bolsillos nos ayuda a repartir la carga de necesidad y un par de botones en el cuello de la camisa implica ir a la moda, mientras que un par de mulos para el arado hacen una yunta y hace falta un par de enamorados para que nos percatemos que el mundo está más cercano y sutil.

Un par de salidas al año dicen que no hace daño y un par de piropos, a su hora, puede ser una llamada de atención muy sonora.

Un par de repasos es lo ideal antes de un examen y un par de ojos sensibles te permiten tener una visión panorámica, aunque un par de orejas trabajando bien puede ser mejor para escuchar el doble de lo que se habla.

Un par de consejos ayudan a sobrellevar la carga y un par de horas con los hijos te harán mejor padre y madre. 

Mientras tanto, hay quien habla de que mató un par de pájaros o que solo insultó un par de veces, que se portó mal un par de días o que solo manipuló a un par de estúpidos. También hay quien cree que no tiene su propio par y hasta piensa en inventarse un par de historias para no dormir.

Han nacido personas que creen que están autorizados a manipular un par de veces, para que no se note mucho y otros que disparan un par de cartuchos y hablan de un par de efectos colaterales.

Algunos siguen firmes en un par de propuestas y la mayoría sigue dudando entre un par de opciones. Muchos niños y niñas piensan que se puede suspender un par de veces y no hay error en la ejecutoria y otros satisfacen su ego pensando que por un par de palabras de egocentrismo no se va a acabar el mundo.

Para todos, un par de reflexiones con esta entrada a mi blog.


Vuestro amigo, que nunca os falla.


JUAN


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