lunes, 24 de febrero de 2025

Pónte, nuevamente, al día

 

Nos quedamos dormidos un rato y necesitamos actualizar nuestra visión. Regresamos de practicar algún deporte y precisamos actualizar nuestro ideario. O, incluso, estornudamos y ya es hora de cambiar nuestras apreciaciones sobre el cambio que está por ocurrir.

Los contrarios se están aliando, porque en la puesta en común consiguen despistar a quienes creían conocer las entrañas de algunos actores en el escenario global.

Las voces altisonantes, con una pizca de miedo singular y cuatro gotas de malhumor, aplicadas mientras hierven los acontecimientos, va aderezando un potaje que terminará sabiendo a olla y así nadie sabrá si hubo picante entre los ingredientes, porque se hará referencia a la comida de la abuela y pasaremos el rato intentando perfilar nuestro gusto con los años de nuestra infancia, ajenos a lo que sucederá, mientras tanto, a nuestro alrededor.

Alguien que renuncia se volverá crítico y tendrá una audiencia ejemplar, pero cuando hay oportunidad de dar un salto de gigantes, olvidándose de los demás, empiezas a criticar las mismas renuncias para aliarte con la otra mitad de la audiencia, la que aplaudirá tu contoneo para salvar las regulaciones y ahí aprenderás a  manejar, a tu antojo, el estado de derecho.

Los gestos crean alarma y ésta promoverá la huída a ninguna parte, donde la desinformación te aceptará como víctima y tu voz será un grano de arena en el desierto y las dunas tendrán el color que quieras darle y los cielos de media noche serán rojos, si así lo deseas, de ahora en adelante. 

Se presume de lo que no se tiene porque así se puede llegar a tener algo de lo que presumir. No sé si aprender a hablar te obliga a comprar la nueva chaqueta que te diferencie del resto o si crees que hablas mejor que los demás, en una auto-evaluación, y por eso necesitas comprarte una chaqueta que confunda al espejo y pueda verte diferente.

Se ven alianzas cuando hay dos que buscan pelea y estos nunca se aliarán si se pelea el resto. Se ponen nombres a situaciones que estuvieron en el olvido, pretendiendo generar nuevos derechos, cuando aún están en el olvido aquellos que nunca se respetaron.

Creamos puestos de trabajo par luego crear carreras que precisen un pénsum coherente y después de unos años las bolsas de paro están llenas de especialistas en carreras que luego no serán viables, en lugar de buscar perfiles para generar carreras que respondan a necesidades reales, mientras que así lo sean.

Los pájaros nos miran, atentos, porque no entienden nuestro piar y nosotros, mientras tanto, los criticamos por no poder hablar. Al nido acuden los padres a alimentar y proteger, mirar y arropar, para que nunca olviden, en un mañana muy cercano, de donde vienen y a dónde deben ir.

Insistimos que el mundo es una barca común, pero no hablamos de la primera y la tercera clase. Acostumbramos a ver películas que destaquen nuestra alma solidaria y luego paseamos por sus calles, repletas de una solidaridad sin alma.  

Aprendemos caligrafía con frases como esta: "El mundo es mío" y así luego nos cuesta trabajo compartirlo. O "Mi papá es bueno", para que la posesión llegue a ser, mucho después,parte de cualquier lema de campaña, esa que busca olvidarse de quienes no tienen propiedad, más allá del aire que respiran.

Te invito a que decididamente no te despistes, no estornudes, no cierres los ojos o no practiques deporte con auriculares, porque cuando al cabo de un rato vuelvas a mirar al frente necesitarás ponerte, nuevamente, al día.

Tu amigo, que nunca te falla



Juan 



lunes, 17 de febrero de 2025

De ocurrencia en ocurrencia, a precio de saldo

 

Cada día nos despierta una ocurrencia brillante, sin un diseño lógico ni un trasfondo humanitario, pero aprendemos a digerirla porque somos parte de la audiencia y, poco a poco, vamos acostumbrándonos a la impunidad que acompaña a un impulso, aupado por una posición de liderazgo, que se transformó en un desacierto y terminó salpicando la esperanza.

He escuchado que alguien quiere comprar países, o renombrar la geografía, como si ese alguien quisiera competir, en fuerza y ocurrencias, con el oso polar, como el mayor depredador terrestre o se atreviese a susurrar a Anaximandro de Mileto, como el primer cartógrafo, para que rectificase nombres ante de publicar su primer trabajo.

Hay intentos por reescribir el obituario de Jimmy Carter, pretendiendo adueñarse del "Canal de Panamá", como si un geo tactismo inhumano estuviera desplazándose en el ideario de la ambición humana, muy por encima de los Tratados y los Acuerdos internacionales.

Un arrebato incoherente, aunque luego se intentara matizar la ignorancia puntual, como tropiezo verbal, condicionó que otra ocurrencia arrastrara la esperanza desmedida de lo fácil a un descalabro financiero, por lo que ahora se reclama y todo quedará, de nuevo, "a precio de saldo".

Se propone acordar sobre lo que ya está acordado y surge una movilización en base a una nueva ocurrencia, pretendiendo generar un acuerdo para manifestar el desacuerdo global, cuando la ocurrencia primaria va camino de cristalizarse "a precio de saldo".

Alguien es señalado y acepta el señalamiento, pero se le tuerce el dedo para que este señale en otra dirección, a la que todos miramos, aún a sabiendas que es otra ocurrencia, quedando expectantes ante una resolución que nos despistó y seguimos absortos porque cada vez es más difícil resolver lo que tuvo respuesta, para que "a posteriori" algunos terminen frotándose las manos "a precio de saldo".

Todo salpica porque la gran mayoría siempre está cerca y la mejor estrategia es llevar en el maletín un impermeable, de quita y pon, para aparentar pulcritud en las formas y, al final, las palabras y las acusaciones saldrán "a precio de saldo".

A  alguien se le ocurre establecer una ruta de doble sentido, como un eco migratorio, enseñándote a aceptar el regreso del bumerang y abriéndole paso para que golpee tu propuesta, por la que recibirás un escudo social, sólo acordado entre las partes y los Tratados seguirán ilesos "a precio de saldo".

Un entusiasta reúne a ingenuos para hablar de las ocurrencias de un pseudo-estratega y nadie acierta a ponerle el cascabel al gato, aunque las diferentes ponencias depositarán la confianza en una portavocía que pretenderá convencer a todos que la estrategia está en marcha, aunque al final se acordará que se estuvo de acuerdo con que todo se solucionara "a precio de saldo".

Nadie debe menos de lo que gana, porque hemos aprendido a tener más de lo que necesitamos y siempre habrá quien te regale por encima de lo que te mereces y luego te robará lo que no era tuyo, con la ocurrencia de que le proyección  social es un despilfarro que sirvió para que otros ganasen el pan con el  sudor del de enfrente y la honestidad verá que, poco  a poco, del accidente salió todo el mundo ileso "a precio de saldo".

Tu amigo, que nunca te falla, te invita a prepararte para descubrir un verdadero ocurrenciómetro, que sea capaz de medir la ocurrencia que permita que todo salga "a precio de saldo".




Juan 


jueves, 13 de febrero de 2025

¿De qué se debe hablar el 14 de febrero?

 

Se habla del amor por destacar el vínculo tan especial que se genera, en un momento dado, perdurando luego en el alma viva de una relación eterna, aunque siempre esconda el simplismo de una mirada sin trastoques ni contratiempos, regada de una ternura sin igual y una complicidad irrepetible.

Se habla de la hipótesis de una amistad de marca blanca, donde no cabe el pudor contenido por encima de la franqueza, a fin de construir la belleza de una comunión perfecta, donde siempre hay espacio para el diálogo y la versatilidad, al mismo tiempo.

Se habla de rompecorazones, creyendo y haciendo creer que te hipnotizan con el brebaje que impregna la punta de flecha de un tal "Cupido" que debe estar atento a las señales para clavarse, con puntería milimétrica, en cada ventrículo que considere un receptor único de algún despertar muy especial.

Se habla de esperar que te sorprendan, que el destino te señale y te destaque, por encima del promedio, para que los demás entiendan tu suerte de un día y que los mensajes, diseñados por anónimos, sepan clavarse y provocar un sangrado constante de exclamaciones al sentirte especialmente especial.

Se habla, muy por encima, de esa persona que fue capaz de demostrarte el valor de la superación, en la distancia de un suspiro o en la cercanía del mejor estímulo, pero siempre después de matizar con un "te quiero" al abrazo que le extiendes a la persona más cercana para que el almanaque te vea que cumples con el día tan señalado.

Se habla, desde muy lejos, de la persona que duerme en la cama de un hospital y le lanzas un mensaje de apoyo sin detener tus pasos, pensando en la cena a la que te han invitado.

Se habla del hambre, mientras estás comiendo o de las balas, mientras el primer vecino te invita a entrar a su casa para que puedas ver el mueble que acaba de comprar. Aplaudes los buenos gestos, mientras que otros gesticulan para determinar el futuro de los demás, con amenazas que tiznan las incoherencias verbales que adornan su impertinente y constante diarrea oral.

Sin embargo, no se habla de la necesidad de amigos para defender una propuesta humanitaria ni del humanismo que debe aromatizar el derecho a permanecer en tu propia tierra.

No se habla de la amistad que debe subyacer en la relación de pareja ni del respeto que debiera acompañar a todo beso.

No se habla del amor en cada empeño que descarguemos por los demás ni del calor que debe abrigar el alma de un roce. 

Tampoco se habla del movimiento de las manos cuando pretendemos educar en sexualidad ni de los piropos que intentar levantar el ánimo, despertando una pizca de atención.

No se habla, casi nunca, de los potenciales amigos que viven escondiendo su amistad, del amor por los padres a cualquier edad ni de las lágrimas que despierta la amistad eterna de una abuela o un abuelo que aún nos pasea en nuestros sueños.

Y ni se habla del enemigo que quiere ser amigo, del crítico que te quiere ver crecer, del perseverante que quiere servirte de ejemplo, del acompañante que está ahí para que llores, te quejes  y sigas seguro en tu apuesta de vida.

Y nunca se habla de lo bueno de los amigos ni de la humildad del comportamiento silencioso de la pareja, que te hace grande sólo con su presencia, del interés de un hijo porque sigas siendo su modelo ni del coraje encerrado en  un aplauso, que quiere motivarte a que sigas cumpliendo lo que prometes y que prometas siempre lo que puedes hacer y nada más.

Y no se habla de los apretones de manos que sellan amistades de por vida, de las arrugas que traducen la dedicación de una vida entera, de los cuerpos jorobados que empeñaron su vida por ti ni de los balanceos de las miradas que soportaron tu constante imprudencia.

Creo que es hora que compremos menos rosas y hablemos más del otro, que estemos menos pendientes de las flechas y más de las manifestaciones de amistad que andan escondidas en el mundo, entre balas, pasos perdidos y pueblos desheredados.

Tu amigo, que nunca te falla, te desea un 14 de febrero lleno de voces dispuestas a compartir su eco.




Juan 

   

 

martes, 11 de febrero de 2025

Cada olvido tiene su sinsentido

 

Hay quien se olvida porque le faltó planificación en sus buenas intenciones y todos entienden, al fin y al cabo, que el contenido de aquel olvido no cambió el sentido del discurso ni el éxito de la propuesta.

Hay quien se olvida porque se lo aprendió todo de memoria  y cualquier ruido o voz altisonante, un  gesto perdido o la caída de algún objeto, interrumpió la secuencia y todo el mundo se percató que aquel aprendizaje sin el apoyo del alma era un compromiso a medias que no merecía el aplauso de quienes esperaban más entrega en las palabras.

Hay  quien se olvida adrede, esperando que nadie se de cuenta del lapsus, porque la falta de diálogo sobre ese punto giró el verdadero sentido humanitario de alguna propuesta y, cuando se quiso anotar, ya fue tarde para introducir ese condicionante que hubiese sido la sazón perfecta para un buen gesto, previamente tratado y horneado a fuego lento.

Hay quien se olvida porque nunca imaginó que el detalle es lo que hace la diferencia y acostumbró a lanzar un piropo "al uso", no queriendo ser pedante cuando se mira y se habla desde el corazón, al mismo tiempo, por lo que las emociones se sintieron a medias y sin ese toque especial que hará especial algún beso o abrazo que vendrá desde algún rincón del alma.

Hay quien se olvida porque no había dedicado un tiempo a saborear el encanto de algún momento pasado y el recuerdo quiso pasarlo por alto, con lo que la añoranza suena a duda inoportuna y  el compromiso a una carta de restaurante mal redactada.

Hay quien se olvida cuando la espera sigue contenida y en los pasos que van acercando se escucha el lamento de un corazón por una respuesta con algunas faltas de ortografía, por lo que el abrazo se habrá quedado sin matices que puedan rellenar los segundos perdidos en tanta ensoñación vana.

Hay quien se olvida de mirar a los lados, creyendo que el norte es el único punto cardinal y peca de desconocer por dónde sale el sol y por dónde se pone, de contrastar las diferencias no resueltas  y de analizar el origen y el final del camino, de dibujar los contratiempos que nos permitieron crecer y de entender lo que nos contempla e interpela, convirtiéndonos en protagonistas, a medias, de nuestro caminar.

Hay quien se olvida por necesidad y todos necesitamos estar ahí para que le recordemos que hay una posibilidad por hoy, y siempre todavía, de que su vida cambie, también por necesidad.

Hay quien se olvida por miedo y ese espacio se convierte en un tormento que cargará hasta que alguien, o algo, le insinúe el valor de la verdad para entrar en paz consigo mismo.

Hay quien se olvida porque la monotonía entró en su vida y no dedica un tiempo a ventilar los sueños y airear lo que nos marcó y necesita humedecer la noria que le balancea para que el arco le permita disfrutar de una libertad que le saque de su encierro.

Hay quien se olvida porque olvidar está hilado en el chaleco con el que se viste cada día y hay que plancharlo y perfumarlo de presencia, que despierte al instante que detenga lo más pasajero de su vida y lo instale en el momento que le devuelva la conciencia de su propio ser y estar.

Hay quien se olvida porque le han robado sus derechos y cree que hay que seguir pidiendo en un mundo de sordos, acostumbrado a la ignorancia de los esfuerzos que deberíamos descargar por los demás.

Hay quien se olvida porque le cuesta llorar al pasar delante de la puerta de los cementerios y hay quien se olvida porque no se explica quién llegó a ser en una sociedad que esperaba mucho más de él o de ella.

Hay quien se olvida porque escuchó, pero nunca conoció  o quizás nunca le permitieron conocer.


Tu amigo, que nunca te falla, quisiera que no hubiera tantos olvidos y, si fuese necesario que los hubiese, que se explicasen los motivos para que los demás le autorizásemos, o no, a olvidar.



Juan

sábado, 8 de febrero de 2025

Aquí se propone y también aquí se dispone

 

Hemos escuchado, transmitido de generación en generación, para convencernos que debemos resignarnos ante la adversidad y culpabilizarnos si no todo sigue un curso ideal, que "el hombre propone y Dios dispone".

Cualquier fuerza sobrenatural podría, con esa cosmovisión, modular nuestras intenciones y redireccionar nuestros esfuerzos, aspirando a buscar el bien común guiados por una ética social constantemente supervisada.

Cualquier acto moral requiere, únicamente, ser libre y actuar acorde a un código de valores, pero no se puede incluir en la predisposición a un filtro que disponga, a posteriori, si es oportuno, justo o necesario tal iniciativa, sin darle voz a quienes son, o serán, receptores sociales de nuestro empuje.

Y no es sólo el hombre, quien propone, sino el ser humano en su conjunto y así restamos los pigmentos de machismo de cualquier aforismo.

A partir de una propuesta de vida, será también el ser humano quien disponga, aunque a veces sea coherente la respuesta o alienante y represiva, en otros, dependiendo si la conducta es evitativa, intimidante, condicionada o propositiva.  

Me imagino en el cielo un árbitro de escenarios terrenales posibles, que intentará ponderar los esfuerzos y dejará en libertad que se desarrolle el juego, pero nunca se manifestará con un sesgo por alguna de las partes aunque siempre busque el equilibrio de los consensos.

Creo que en la búsqueda del ejemplo a transmitir, en nuestra constante pastoral de la vida diaria, a fin de remodelar iniciativas que puedan prosperar y respuestas más acordes al bien común, está la clave para asumir que hay propuestas que aplaudir, por el esfuerzo empeñado y  la lucha cabal, a pesar de las incomprensiones y limitantes que interpongan quienes intenten disponer su inviabilidad y , por el contrario, habrá recorridos que estigmatizar, aunque se le faciliten los espacios para que pueda desarrollarse en ambientes cargados de una libertad cuestionada.

"Aquí se propone y también aquí se dispone", aunque se acepte que alguien o algo deba modular la caja de resonancia de este mundo para que las voces se escuchen mejor y las palabras puedan seguir sirviendo a una comunicación más humana y eficiente, apelando al alfabeto del alma como el mejor abecedario posible en las relaciones interpersonales.

Por tanto, no es sólo el hombre quien propone y tampoco Dios quien siempre dispone.


Tu amigo, que nunca te falla




Juan