sábado, 27 de abril de 2019

NO PASEMOS PÁGINA


Pretendemos que nuestro paso por esta vida sea superficial, sin mojarnos con las circunstancias más resbaladizas, o sea, sin involucrarnos por miedo a"salir tocados". Y a eso le llamamos "saber vivir", un concepto tan alejado de la participación útil y viva.

"Pasar página" es una expresión que nos pretende silenciar, empujándonos a que olvidemos un pasado desagradable, del que nadie se quiere responsabilizar y con cuyas consecuencias a nadie se relacionará en un futuro inmediato. Es un juego de borrón y cuenta nueva, a la vieja usanza.

Pasar página pareciese ser el salvoconducto para ingresar en círculos sociales donde te puedes hacer visible y disfrutarás de los parabienes de una élite o un grupo, como animales gregarios, para afianzar tu propia defensa y servirte de las oportunidades que te brinda ese reducto de bien común con el que te sientes atado y comprometido.

Es incorrecto y poco saludable "pasar página", por cuanto te obligas a olvidar y borrar de tus circuitos cerebrales de la memoria y el recuerdo hechos pasados, como si hubieses dado un brochazo de cal viva a la pintura anterior de tus vivencias, ocultando para siempre lo que viviste y construiste, o sea, a parte de tu personalidad y de tu historia de vida pasada.

Hay que vivir para solventar inconvenientes y afrontar consecuencias, aprender a tomar decisiones y recapacitar pensando en el otro

La vida es un encuentro constante y lo ocurrido pasa a ser una vivencia que nunca podrá eliminarse, constituyéndose en recuerdo y aflorando en momentos donde se hace presente la fragilidad de las palabras o tiemblan las emociones, por el impacto provocado de algún acontecimiento.

Pretender pasar página es aplazar las soluciones, cargando a los hombros de los demás una gestión que nos correspondía, aunque eso no impedirá que sigamos buscando los aplausos que nunca nos corresponderán por haber rellenado nuestro presente con vacíos, aunque luego pretendamos convencer a los demás que fuimos los mejores.

Es más digno de aplauso quien lo intenta y fracasa, afrontando situaciones límite, que quien pretende abrillantar sus pasos sin haber dejado huella alguna.

El oportunismo, al fin y al cabo, es una tarea propia de quien aprende a relegar para no solucionar o a desplazar para no afrontar, porque ni su preparación ni su conocimiento de la realidad le habilitan para aportar con concreciones, que suenen a soluciones prácticas y definitivas.

Y si enseñamos a pasar página a nuestros hijos, porque carecemos de respuestas, o a nuestros subordinados, porque fuimos parte del problema y no estamos dispuestos a reconocerlo, no nos podremos quejar en el futuro de la calidad de ciudadano ni de los aportes de nuestros empleados, porque todos heredaron nuestro afán de pasar página.

No pasemos página con tanta facilidad, busquemos la ayuda para reconocer nuestros vacíos y colmarlos de oportunidades, porque en la solución estará el punto de partida para escribir otra página de la historia que nos quede por vivir. 

Tu amigo, que nunca te falla




Juan

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