miércoles, 17 de mayo de 2017

MÁS DE UNA FAMILIA

Todos nacemos en el seno de un hogar donde sus miembros tienen relaciones y vínculos y a ello llamamos "familia", aunque para algunos se necesite un matrimonio entre los progenitores y unos valores que se consideran necesarios o imprescindibles.

Hay, sin embargo, quien nació en una relación legalmente aceptada, de dos seres humanos que aceptan el rol de progenitores -sin haberlo sido- y que procuran y sienten, transmiten y edifican, sintiéndose también salpicados por el concepto de "familia" porque así partieron y así se les reconoció por una sociedad algo indiferente o tajante, en muchos casos, con la temática presentada.

Algunos colectivos abren sus puertas a personas que perdieron sus verdaderos lazos familiares, por abandono o muerte de algún miembro de la pareja y los corazones de acogida de dos personas desconocidas, sin pedir nada a cambio, les acogen en su seno para brindarles la paz y la presencia que necesitan esos niños o adolescentes que estuvieron a punto de perder las esperanzas de hallar una familia.

La guerra y las diferencias han obligado a algunos seres humanos a incluirse en grupos de personas que adoptan un papel de protección, cargando de consejos y apoyo a personas desconcertadas que huyen de la muerte segura y, al final, se establecen lazos entre sus miembros que bien pueden ser "tan familiares" como los de todos los demás y quizás más fuertes y duraderos.

Las migraciones obligan a caminar sin rumbo ni pertenencias y sólo se aspira a ser parte de un algo en algún rincón del planeta, a veces a costa de perder la cercanía de los tuyos y amontonarte en alguna fila donde encuentras una mano amiga y segura, parecida a la de tu madre que despediste agonizando en una cuneta de un país de tránsito y sientes que te trata igual que a sus hijos y te mira con el mismo calor que observa el sol radiante en la mañana y te sientes en familia. 

A veces, se escucha llorar a niños en una cesta y observamos que alguien los recoge en la puerta de un edificio enorme y frío, donde les espera el anonimato y, en la aventura del día a día, surgen encuentros de seres humanos que quieren dedicarles sus vidas y ahí surge otro tipo de familia, de la que nunca querrán separarse si encajan los sentimientos o estará marcada por el desencanto si no hay esa vinculación que tanto se necesita para enlazar corazones y almas gemelas.

Muchas comunidades aceptan vecinos que, por motivos laborales, residencia obligatoria, aspiraciones insatisfechas, vacaciones o responsabilidades asignadas, se enfrentan a una tarea diaria de integrarse y compartir en fraternidad, por lo que hablan de su familia como si se tratase de sus progenitores y sus lazos de sangre.

Hay quienes han recibido un trasplante y acordaron unirse para seguir sintiendo lo que quiere transmitir el órgano trasplantado y para aceptar al receptor del trasplante en el núcleo familiar, con lo que la familia que se va formando tiene a bien relacionar a dos familias, hasta ahora desconocidas entre sí y constituirse en una familia más grande y acogedora, reflexiva y sentimental, entregada y samaritana.

Muchas personas desprotegidas son aceptadas en colectivos que les protegen y amparan, legal, económica y socialmente, por lo que vuelven a sentirse útiles y necesarios, vivos y presentes, por lo que siempre hablarán de ellos como de su familia, la que nunca le abandonó.

El vientre de alquiler o la maternidad subrogada, los donantes de óvulos o esperma, están creando vínculos que, en muchos casos, procuran que los hijos busquen el eslabón perdido en la cadena que explica el por qué están en este mundo y encuentran la mujer que cedió su vientre a dos progenitores o la mujer que donó los óvulos, sin mediar intereses económicos, y le dicen "mamá".

Hay seres humanos que viven la experiencia de ser acogidos por personas del mismo sexo y ahí aprenden, en libertad, a ser educados y fortalecidos en caracteres y virtudes, valores y principios, por lo que esa responsabilidad les hace acreedores del sentido de la familia.

Hoy encontramos las familias sustitutas, mientras los progenitores recuperan la custodia, son rehabilitados, se insertan económicamente en una sociedad, terminan un proyecto profesional, rehabilitan su trayectoria vital en países en conflictos bélicos o la acogida durante periodos vacacionales para otorgarles a esos niños una visión alternativa del mundo, que más tarde influirá en sus actitudes y opciones de vida.

Hay centros donde los niños pasan días, o a veces noches, por incapacidad de los padres de conciliar la vida familiar y laboral y se estrechan lazos, que bien pueden ser -también- familiares, entre cuidadores y amigos, responsables y progenitores.

La verdad de la familia, por tanto, debiera estar en responsabilizarse y saber responder legalmente del cuidado y protección de los infantes y adolescentes, permitiéndoles crecer en libertad y valores, apoyando su desarrollo integral y siendo capaces de crear vínculos que vayan mucho más allá de la simple procreación o la inscripción en un Registro Civil, que debiera estar abierto a todas las opciones -en abanico- que nos brinda el mundo de hoy, tan diverso como cargado de oportunidades de reflexión para todos.

Tu amigo que nunca te falla, te habla desde el concepto escrito en su alma familiar.



JUAN



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