Mientras más leo la máxima "Yo soy yo y mis circunstancias", quisiera tener frente a mí a Ortega y Gasset para decirle que no podemos ser nosotros mismos y nuestras propias circunstancias si somos seres sociales, pues nos formamos y crecemos, en el día a día, en la interacción con el otro; por eso mismo, sería lógico creer que "yo soy yo y tus circunstancias".
Cuando queremos estudiar y aprender se integra muy poco si estudiamos en solitario y eso es porque no aprendemos de otros seres humanos y su perspicacia y que su visión nos oriente a buscar y asimilar mejor los interrogantes que hemos tenido de por vida., pues no hay mejor escuela que la vida si te consideras un alumno, dispuesto y con humildad, a aprender de cuanto se presente ante tus ojos.
Quien cree que lo sabe todo es porque no sabe nada ni puede seguir creciendo aprendiendo, ya que un zapatero es quien mejor te puede aclarar el concepto de "remiendo", un profesor o profesora el de "dictado", un herrero puede ser tu mejor consejero si quieres indagar en el significado de "herradura" y un minero te puede hablar de "grisú".
Cuando queremos aprender de nuestro pasado promovemos actividades que simulen las que antes se practicaban y aprendemos mejor el mensaje de nuestros ancestros, si queremos recordar la cercanía de la familia en las mañanas frías, recién amanecidas, compramos molletes y los calentamos alrededor de una hoguera, porque el calor que se siente es el que sentirás cuando te acerques a una familia que tienes distante.
Cuando nos acercamos a quien sufre o se lamenta nos transformamos interiormente y nos volvemos más samaritanos y cercanos porque la vida de esa otra persona enamora tu curiosidad y motiva tu entrega, ya que sus propias circunstancias te hacen mejor persona.
Cuando irradiamos amor y esperanza provocamos en quien nos escucha una pasión por seguir nuestra estela de lucha y sudor, con lo que la vida del otro, ese yo que va construyendo, va dependiendo también de nuestras propias circunstancias.
Nuestras circunstancias son motivo de preocupación para nosotros y guía para los demás, ya que nuestra vida depende de lo que rodee a los demás y nos permitan acercarnos para intervenir en sus propias circunstancias, así como de la permisividad para que otros entren en nuestras vidas y les permitamos que las analicen, aporten, analicen, filtren lo bueno que haya y nos comuniquen lo malo que ven en ellas.
Intentar ver el mundo comprendiendo que somos, por momentos, nosotros mismos y nuestra propia historia de aprendizajes, mensajes, estudios, cultura y superaciones, pero también somos parte de los momentos de esos otros con los que compartimos y con los que discutimos, con los que menospreciamos y con los que apoyamos u odiamos, es reconocer que estamos en este mundo para ser mejores seres humanos para los demás, con lo que estamos construyéndonos como una obra de Dios más cercana al ideal al que debemos aspirar en este mundo.
Una madre debe aspirar a que la educación de sus hijos y la orientación en desarrollar sus proyectos de vida como niños, adolescentes o adultos, sea una circunstancia que la hace mejor madre, al igual que un jornalero debe sentir que el trigo que cultiva tenga ese aporte de entrega y mimo que lo haga mejor soporte nutricional para quien tenga la dicha de saborearlo, pues las circunstancias que les aportó el agricultor ya forman parte de la vida del consumidor final.
Seremos capaces de construir un mundo mejor si entendemos que las circunstancias de quien sufre en la micro-economía nos deben hacer reflexionar al dictar conferencias sobre la salud de la macro-economía y si al hablar de los indicadores de salud somos capaces de reconocer los indicadores negativos (los de quienes no tienen casi nada) antes de vociferar que va aumentando el bienestar de los que lo tienen casi todo.
Intentar comprender que la vida del otro me dignifica es darle sentido a mi propia vida, pues yo llegaré a ser algún día el que pretendo ser, en un mundo global, si empiezo por comprender que el llanto de un minusválido me sensibiliza y que un niño famélico me estremece, que una mujer asesinada me horroriza y que no puedo ser alérgico al dolor porque me sensibiliza el sufrimiento de quien no come, que las disputas me provocan un deseo de intervenir para buscar un punto equidistante, sin quitar a nadie su visión del mundo.
Yo quiero crecer en un mundo donde los demás me digan que no soy tan bueno porque no les aporto nada y que sus vidas están vacías porque yo no me preocupo en seguir desarrollándome y no porque no tengan dinero para comprar el último i-Pad, quisiera responder siempre que me llamaran porque no dejase de sonar la alarma del corazón sensible y que no haya siestas mientras se pueda crecer estando presente en la vida de los demás, porque yo necesito a los demás para seguir siendo yo mismo, en mi proyecto de vida.
Por tanto, quisiera decirte que "Yo soy yo y tus circunstancias", las que consideres duras y difíciles y las blandas y satisfactorias, porque todas me ayudan a ser mejor y más reflexivo, menos prepotente y más cercano. Yo también te ofrezco mis circunstancias, las peores y las mejores, porque tú también vas a ser mejor ser humano al conocerlas y masticarlas. Aprendamos a comer y respirar, digerir y masticar, las circunstancias de ese otro ser humano que necesita apoyo y ayuda, para que podamos ser cada día mejores en nuestro propio proyecto de desarrollo personal.
Tu amigo que nunca te falla.
JUAN
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