miércoles, 4 de septiembre de 2013

ÉCHATE UN VISTAZO

Acostumbramos a mirar por encima del hombro, descubrimos la esencia de la vida en quien permanece sentado pidiendo, observamos el lento caminar de un enfermo terminal y escuchamos los quejidos de quien reclama una gota de justicia en un vaso de desacuerdos e incoherencias, pero nos dejamos llevar y esperamos que algún día podamos descubrirnos en nuestros silencios.

La verdad es que nos da miedo "echarnos un vistazo", porque puede que encontremos restos de miradas perdidas, montones de indiferencia, salpicaduras de orgullo y muchos litros de un líquido que nos corroe de ambiciones y despropósitos.

Echarse un vistazo es mirar hacia adentro y encontrarte en tu mejor verdad, la que a veces no compartes por humildad o te reservas para ir mejorando en el día a día, aunque esté marcada por todo aquello que posiblemente te avergüence y comprometa.

Echarte un vistazo significa hacerte preguntas para comprobar tus verdaderas actitudes y descubrirte en la crudeza de las reacciones humanas, donde muchos dicen lo que no hacen y otros tantos hacen lo que no dicen.

Echarte un vistazo es purificarte de los pecados de la vida diaria, los que no se confiesan porque hay pudor en comunicárselos al cura o a tu pareja, esos que te pesan y que te están recriminando en las miradas que regalas y los gestos que manifiestas.

Echarte un vistazo es aprender a examinarte ante un banco de preguntas aleatorias que bien podría hacerte el ama de casa, tu madre, un hermano, un mendigo o aquel a quien te tienes que dirigir para solicitarle un trámite y que tras la ventanilla esconde su poder y su arte para doblegar, manipular, soportar o entregarse en vocación y servicio al cliente que llegue en cualquier mañana de trabajo.

Echarte un vistazo implica ordenar tus preferencias y descubrir que es más interesante dormir que alterarse, recibir que preocuparse de dar o esperar que despegar del suelo y avanzar, pero lo que te debe mover a vivir debe ser todo lo contrario, o sea, inquietarse por las injusticias y las diferencias, dar lo que se tiene y llenarse para volver a entregarlo sin esperar nada a cambio o dirigirse a donde nadie te llamó a sabiendas de que allí eres útil por necesidad.

Echarte un vistazo es firmar un compromiso con tu propia vida y regalar momentos para que puedan liberarse sonrisas atrapadas por el silencio o dominadas por voces altisonantes que pretenden buscar vasallos o esclavos donde sólo deben existir personas.

Echarte un vistazo es escuchar atentamente el ruido de tu sangre y saber que circula adecuadamente, sentir la piel que roza tu pantalón o tu falda y hallar una parte de tu cuerpo viva, alimentarte de la nada para encontrarte con todo lo que necesitas, nacer para empezar a crecer y fortalecer tus pasos para que el camino nunca sea pesado.

Echarte un vistazo es reconocer si llevas con dignidad el nombre que te dieron y los apellidos que reservaron para ti, mirar en tu bitácora si has hecho lo que debías y si tienes planificado hacer lo que otros necesitan de ti, procurando dar un giro al timón de tu vida si las conclusiones no son las adecuadas al sentido que debe existir en un corazón bondadoso y limpio.

Echarte un vistazo es renunciar a los superfluo para que te vayas acercando a lo realmente necesario y a preguntarle a otros para que te manifiesten lo que ven en ti, porque la opinión de los demás puede ayudarte a construirte aún más y mejor.

Echarte un vistazo es agradecer a todo lo que te rodea que haya contribuido a integrar tu razón de ser y a minimizar tus errores, a responder cuando se te necesite como ser humano y profesional con las manos vacías y sin contenidos materiales, pues la bondad de espíritu y la solidaridad siempre irán desnudas por la vida, sin bolsillos para almacenar gratificaciones ni tarjetas de devolución de favores.

Echarte un vistazo es aprender a ser tú mismo, el que la vida espera y quienes te engendraron también. Aprende a no fallarles a ninguno y así llegarás a ser un adulto de bien, tengas los años que tengas y vivas en edificios o chabolas, porque la necesidad que todos tenemos se nutre de responsabilidad y sinceridad.

Tu amigo, que nunca te falla


JUAN

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