jueves, 22 de noviembre de 2012

¿QUÉ DERECHO TE FALTA?


Hace pocos días hemos celebrado el "Día Internacional de los Derechos del Niño" y pasamos de largo como si NO hubiese ocurrido nada y es que debemos tener presente que en esta etapa de la vida los niños tienen DERECHOS inalienables e irrenunciables que TENEMOS QUE vigilar, proteger, cumplir y amparar.

Hoy quiero recordar que los niños, estos trozos de vida que nos empujan y nos condicionan en nuestro quehacer diario, tienen derechos y algunos ya han perdido más de uno en su triste caminar por este mundo al que tildamos de global y aldeano, pero que en el fondo es elitista y juguetón con la vida. 

1. Derecho a la vida

Cuando pensamos en la posibilidad de renunciar a un hijo y evitarle la posibilidad de que llegue a este mundo con su capacidad de aporte bajo el brazo, mirándonos con cara de enfermedad o tristeza, dubitativo porque desconfía de muchos y acepta a pocos entre sus amigos, le estamos robando un derecho a un niño.

2. A la salud

Cuando miramos un niño famélico y desnutrido, lloriqueando su mala suerte y circundado por moscas que parecen buitres y caras malgastadas por la ansiedad de ver crecer a sus infantes en medio de la sequía y las guerras, sin hacer nada más que acostarnos cómodamente y valorar el momento agradeciendo a Dios por lo que tenemos, sin preocuparnos de saber si pudiésemos hacer algo más, es porque estamos renunciando a nuestro deber de compartir nuestros derechos para que otros puedan recibir como regalo parte de los nuestros y también le robamos un derecho.

3. Al descanso, el esparcimiento, el juego, la creatividad y las actividades recreativas

Cuando salimos a la calle y vemos niños sentados en el regazo de sus madres que piden limosna, relámpagos que corretean para tirarte del pantalón y llamar tu atención o seres humanos depositados en cajas de cartón mientras sus padres venden en modo ambulante lo que ese día pudieron recoger en el huerto, mientras peleamos porque el árbitro no cumplió su función en nuestro partido de fútbol con los compañeros del curso de al lado, olvidándonos de saludarles o preguntarles si quieren compartir con nosotros un rato, aunque fuese trasladando el terreno de juego al lado de su vivienda húmeda en el interior de la caja donde pasa todas las mañanas, estamos renunciando a nuestro deber de vigilar si los demás tienen lo indispensable para decir que todos somos iguales y también le estamos robando un derecho.

4. A la libertad de expresión y a compartir sus puntos de vista con otros.

Cuando callamos a un niño porque nos molesta, los echamos de clase por sus injurias y sus protestas, los apartamos del grupo porque recriminan e inquietan a los demás, estamos robando la posibilidad de que se exprese libremente si no le damos la oportunidad de que nos escuche y vaya contrastando sus propios puntos de vista, aprendiendo a estar entre los demás y compartiendo sus intereses y sus dudas.

5. A un nombre y una nacionalidad.

Cuando dormimos temprano sin haber resuelto qué hacer con quienes son refugiados y viven "apátridas", inmersos en una crisis de hambruna y apoyados por organismos internacionales que le asignan un número para poder medir la dimensión del fenómeno humanitario, sin saber de dónde son ni a dónde podrán ir y prolongamos las resoluciones hasta que algunos sucumben en nuestra tarea lenta y pordiosera, estamos robando derechos a muchos niños y otros nunca más los recuperarán, descansando sus cuerpos en el silencio de los días y las noches que Dios quiso para ellos.

6. A una familia.

Cuando regalamos niños o los abandonamos en un rincón, los depositamos en un basurero, los quemamos o los sentamos en la puerta de alguna casa, esperando que el viento no les seque las lágrimas para que alguien les escuche y les apoye, estamos robando ese derecho a un niño, esperando que lo tengan algún día, pero nuestra tarea de vigilar y amparar un derecho no lo cumplimos y lo llevaremos como una marca por toda nuestra vida.

7.  A la protección durante los conflictos armados

Cuando alguien usa a un niño de escudo humano o ese otro justifica su error como "víctimas inocentes, que se presentan como un daño colateral en algún conflicto armado", es porque la sensibilidad humana quiso apoderarse de la frialdad servil y le estamos robando un derecho a un niño.

8. A la libertad de pensamiento, conciencia y religión

Cuando condicionamos o conducimos, adoctrinamos o alienamos a un niño estamos privándole de la posibilidad de elegir en libertad qué quiere decidir, cuál es su apreciación según su propio código moral y cómo desearía vivir religiosamente. Quien se atreva a reconducir provocando la somnolencia de carácter e induciendo en el niño una actitud benevolente para evitar distorsiones en su proceso educativo, hablándole del bien del respeto a lo que yo quiero y la maldad de hacer lo que él quiera, le estamos robando otro derecho a un niño.

9. A la protección contra el descuido o trato negligente

Cuando vemos madres que se descuidan de sus hijos, que libremente descargan la responsabilidad en terceras personas y se olvidan que son madres, cuando no miden los riesgos y no se adelantan a los peligros porque viven su propia realidad y les gusta seguir estando sin responsabilidades, las que le abruman y le saturan en algunos momentos, es porque le están robando un derecho más a sus hijos.

10. A la protección contra el trabajo infantil y contra la exploración económica en general.

Cuando vemos niños pidiendo en las calles, harapientos y sucios, delegados para buscar oportunidades y sustraer, potenciales ladrones de mano negra en el día del mañana porque el ejemplo de mayores desviados y maltratados fue su única escuela, denunciando sus actitudes porque les consideramos entusiastas del dolor ajeno y viles miniaturas que te acechan para robarte la vida, sin buscar algunas alternativas para re insertarlos y educarlos para la solidaridad y la convivencia, estamos robando otro derecho a un niño.

11. A la educación, que será gratuita y obligatoria, por lo menos en las etapas elementales.

Cuando sacamos a un niño de la escuela para trabajar, no permitimos que hagan sus deberes y menospreciamos sus aprendizajes, no nos preocupamos de seguir sus avances o no participamos activamente para lograr mejoras en su ámbito educativo, estamos robando el último derecho a un niño.

Así, de ahora en adelante, cuando veas a un niño, conviértete en policía y pregúntale de cerca ¿Qué derecho te falta? y busca la manera de devolvérselo.

Te lo dice tu amigo, que nunca te falla.



JUAN

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