martes, 4 de julio de 2017

EL MUNDO ESTÁ TIRITANDO


Cuando te levantas sientes que la calle está fría y las voces tiritan, los paladares son tan diversos como los colores y los problemas caminan descuidados, esperando una voz que las trate o un abrazo que les baje la temperatura.

Intentas cruzar una calle vacía y sientes las miradas de cuantos observan cómo van pasando los días, sin pena ni gloria, al ritmo de la monotonía más dominante y sólo algunos se salen de la órbita y son capaces de visualizar los sinsabores de la vida y los van relatando, gota a gota.

La gente sigue protestando porque no encuentra satisfechos sus derechos, aunque tampoco esté dispuesta a cumplir todos sus deberes, el dinero pasa de mano en mano y siempre habrá alguien que corretee detrás de quien quiso usurpar o hurtar una cartera o arrancó una cadena del cuello de esa señora que tenía un andar respingón y pretendía manifestar su clase social sin tapujos.

Te sientas a ver y escuchar las noticias, esperando que te llenen de nuevo conocimiento y te cargan de tristeza y desamparo, del mismo que sienten seres humanos anónimos que se rozaron con las injusticias desde el mismo momento en que se levantaron.

Pareciese que los meses estuviesen enfermos y sólo sintieran alivio los primeros días, pues los accidentes siguen ocurriendo a pesar de las normas, los femicidios no se detienen por aprender más ética y el engaño pareciese ser el padrenuestro que se ha transformado en un nuevo estilo de vida.

Hablamos de nuestros padres como un punto y coma, queriendo separar nuestra tarea de los afectos. Nos acoplamos a la profesión para lucrar y mucho menos para servir, vendemos una imagen que no se corresponde con la que debiera ser y vamos siempre a comprar a donde sabemos que nos deben comprar.

Tocamos a la puerta de donde creemos que nos pueden abrir, anunciamos lo que hemos dejado de hacer como si se hubiese culminado una tarea pendiente, preparamos el discurso para enaltecer nuestro ego y seguimos comiendo en reuniones de trabajo donde se maltrata la vida de los más necesitados.

Nos aprendemos los diez mandamientos para recordar a los demás que los cumplan, reímos para humillar y no para generar relax, pedimos mucho a cambio por los pasos tan cortos que damos en nuestro vivir y comemos lo que estamos acostumbrados a desperdiciar, sin pensar en los que mueren de hambre.

Nos alejamos de los comentarios por miedo a que nos salpiquen, depositamos nuestro voto sin pensar en el futuro, lloramos por compasión y no compartimos el llanto, abrazamos para saborear el abrazo del otro y no para extender nuestra felicidad, caminamos para desaturar nuestros momentos de estrés y viajamos para conocer a los demás, sin esperar que nos conozcan.

Vamos al médico para curar nuestro instante enfermo y hacemos ejercicio para fortalecer nuestras miradas, continuamos escupiendo en el suelo lo que luego el aire se llevará tan campante, nos miramos al espejo sin hacerle caso y dormimos a la misma hora, sin haber generado nada positivo durante la jornada.

Por todo esto, porque pareciese que cuesta trabajo compartir un beso y un abrazo, porque nos alejamos de los demás para seguir respirando y nos acercamos cuando creemos que no vamos a poder respirar, porque no tenemos tiempo para estar sino sólo para ser, es por lo que creo que "el mundo está tiritando" y precisa una valoración médica, un chequeo preventivo o un ingreso prolongado, esperando que algún día, cuando sea dado de alta, volvamos a mirar con el corazón y a abrazar con los sentidos.

Tu amigo, que nunca te falla



JUAN 




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