martes, 16 de septiembre de 2014

¿POR QUÉ HACEMOS SIEMPRE LO MISMO?

Nos acostumbramos a comer e ingerimos siempre lo mismo, nos ponemos a trabajar y sudamos el mismo sudor, bailamos y damos los mismos pasos, lloramos y usamos el mismo pañuelo, nos callamos y siempre suena igual el mismo silencio.

No sé por qué nos da tanto miedo ser diferentes y hacer algo que no nos identifique ni que afecte a nadie, por que así vamos a aprender de una experiencia sencilla, al alcance de cualquiera e inesperada en el aprendizaje que vamos a interiorizar, eliminando la monotonía de nuestras vidas.

Procuremos comer con la mano izquierda o caminar por la acera de enfrente, cortemos el pelo un poco más de lo normal o aprendamos a cepillarnos los dientes antes de cada comida y no después, para que encontremos la diferencia entre lo que pensamos y lo que realmente sucede cuando estas cosas ocurren.

Procura besar a tu hijo en un momento inesperado o dale una palabra de aliento a quien está feliz, deja que los demás te critiquen sin protestar o acude a una reunión de amigos, de aquellos a los que siempre criticaste.

Intenta rezar en serio o respirar por necesidad, cierra los ojos para ver más allá de lo que puedes divisar y camina para ir al servicio higiénico público que está en la otra calle, sin necesidad de encender el carro, abraza a tus padres el día en que no cumplan años y levántate temprano para prepararle el almuerzo a los tuyos.

Prepárate para hablar con tus hijos del tema que se les ocurra, acepta todo lo que te ocurra ese día y espera que la vida le de la razón a los que te regalaron algo desde el corazón, porque en la aceptación está la etiqueta del verdadero regalo.

Llama a todos los que conozcas y pregunta el nombre a quienes no hayas visto jamás, detente a leer algún epitafio y reconoce las estatuas del lugar donde vives, acude a alguna institución pública y mira cómo funciona todo antes de hablar con desconocimiento y juega el partido de fútbol que nunca te atreviste, para que entiendas el esfuerzo que supone jugar y el menosprecio de haber fallado un penalty.

Escucha durante horas a las personas mayores y hazles preguntas para que te noten el interés, tómate una cerveza junto al que tiene un cólico renal para que sepas el por qué la toman ellos y ve a una sala de espera para que aprendas a echar paciencia.

No tengas miedo de sacar la basura sin taparte la nariz y limpia al niño pequeño, porque tú también eres su padre, corre al encuentro del vecino que tiene un problema y ayúdale sin esperar nada a cambio, acude a las reuniones de padres y convéncete del papel que te toca en la construcción de una educación de calidad para el futuro de tus hijos.

Aconseja a tu hijo sin gritarle y vístete como él, peínate diferente y disfrázate para que no te reconozcan en la casa, juega a esconderte para que descubras la iniciativa de tus hijos y mándale muchos besos a tu madre, que siempre los está esperando impaciente.

Procura dar sólo buenas noticias, a pesar de las circunstancias y no hables de lo que rinde dinero para los demás, rompe tu propio diario y aconseja que los demás hagan lo mismo para que no sufran por lo realizado, no limpies la suela de tus zapatos que tanta historia de recorrido albergan y ve a comprar al mercado, aunque desconozcas lo que le gusta a los tuyos.

Escucha música y camina abrazando a los tuyos, no des propinas sino consejos y hazte presente en el interior del colegio donde estudiaste, porque eso rejuvenece tu madurez y revive tus esperanzas, opina de lo que pasa en el mundo y pídele a tus nietos que emitan su propio criterio para que valores más la calidad humana de tu propia sangre.

Manda un mensaje virtual y luego comprueba qué sintió la persona que lo recibió y compleméntalo con un piropo, repártete al final la comida y sal a la calle si llueve.

Antes de acostarte ve a un ancianato y pregunta a alguien qué hora es y todo el mundo estará contento porque alguien entró inesperadamente en sus vidas y les darás ilusión por el mañana. No grites en un campo de fútbol y saluda a todos en la distancia, no maldigas antes de escuchar y procura ser feliz sólo por no hacer siempre lo mismo.

Tu amigo, que nunca te falla.

JUAN

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