jueves, 19 de junio de 2014

¿QUÉ ES ESO DE RENOVARSE?

Pasamos toda la vida siendo los mismos y creemos que nadie nos tiene que quitar el polvo, aprendemos a mirarnos del mismo modo y a estornudar cuando apetece, sin comprobar si por la nariz salieron también cosas buenas y nos quedamos con las menos significativas en nuestro interior.

Nos miramos al espejo y siempre encontramos la misma expresión, detrás de una cansina forma de contornearse para comprobar si estamos bien por fuera, aunque el negro tizón nos esté carcomiendo por dentro.

Creemos que estamos inmersos en un proceso de purificación por extender una mano con sonrisa emprestada y gesto bien ensayado, pero quien la recibe encuentra que no hay calor ni proximidad en el acercamiento y las miradas.

Damos siempre las mismas órdenes y exigimos que se cumpla todo a cabalidad, pero en nuestro interior nos balanceamos según nos empuje el viento y el ejemplo que damos, muy a pesar de los discursos, es el de personas tambaleantes y coyunturales, interesadas en nuestros propios momentos y cercanos al rédito de nuestros actos.

Observamos la calle y encontramos muchos pasos ambulantes entre tantos recorridos planificados, porque la gente busca sin horizonte, en su mayor parte, lo que da una idea de la falta de proyecto de vida en un porcentaje cada día más alto de la población, caminando sin rumbo hacia donde me empujen y aprendiendo a vivir el día sin sentido, pero con éxito.

Nos vestimos atendiendo al encaje de los colores y las formas, los ajustes y las rayas, pero no salimos a la calle con alma de faena, dispuestos a estar presentes en la vida de los demás, porque creemos que el guión nos exige un "saber estar para alcanzar objetivos" y no un "estar sabiendo que nuestro objetivo es alcanzable", aunque sólo fuese con la presencia, el apoyo y algún conato de solidaridad.

Hemos incorporado en nuestras vidas el egoísmo y la competitividad, hablamos de trabajo en equipo y destacamos siempre la verdad de quienes se aferran a los puestos, aunque fuese para luego desmentirla cuando los abandonan y esperar un aplauso no merecido.

Dialogamos para ensalzar y no para criticar, para destacar la excelencia de unas palabras y no el compromiso de las mismas, provocamos actitudes para luego aplaudirlas, aunque esas manifestaciones no se repiten hasta que no lo determine la prudencia.

La espontaneidad ha escapado de nuestras vidas y los impulsos que salen de lo más profundo del corazón han quedado en el baúl de los recuerdos. Apoyamos cuando alguien nos ve y regalamos lo que nos sobra, a pesar de que siempre esperamos que se nos reconozca nuestra bondad de la trastienda.

Por todo esto, creo que siempre se utiliza la expresión "renovarse", pero pronunciamos esta palabra y, al momento nos preguntamos ¿cómo?.

Hay que renovarse todos los días y no por penitencia, quitándonos el polvo cuando nos levantamos de la cama, despojándonos de la ira, la envidia, el recelo y el afán por competir contra quien puede aportarnos el eslabón que nos falta para armar nuestro propio proyecto personal de desarrollo en una sociedad plural y de todos, al mismo tiempo.

Hay que renovarse por dentro, sin apariencias, logrando que la sinceridad sea el traje con el que nos vistamos, sin colores ni dibujos, prudente y presente siempre en nuestras expresiones y nuestros gestos, porque de ahí va a depender que la sociedad nos acepte o nos demande nuestras experiencias y nuestros aportes.

Hay que renovarse confesándose ante el espejo, diciéndote lo que no te atreves ni a soñar y esperar que tu imagen sepa perdonarte y animarte a que cumplas tu propia penitencia "luchar interiormente para que aprendas a cambiar desde tus manifestaciones espontáneas y ubicando la imprenta de tu corazón para que las noticias que transmitas sean frescas, verdaderas, sentidas y con proyección personal.

Hay que renovarse sin cambiar para que nadie lo note, sino que sólo se pueda ver en tu forma de ser y estar, sin aplausos ni medallas, en ese rincón donde el anonimato es tu mejor compañero, esperando que alguien copie tu capacidad de cambio y la incorpore, se sienta feliz con su cambio y se acerque para agradecerte por el ejemplo.

Hay que renovarse siendo uno mismo y luchando porque en los estornudos sólo existan partículas desechables, porque es necesario que te quedes con lo indispensable para seguir siendo todo lo bueno que los demás reconocen en tí.

Hay que renovarse para entender que la fortuna es que otros te permitan que sigas manteniendo ese liderazgo que los demás respetan y aplacar tus orgullos para que la humildad te presente en sociedad como un ser íntegro y te puedan tratar con los honores que se merece todo ser humano que se precia de serlo.

Hay que renovarse hasta que los tuyos te dicen bienvenido y ahora queremos que seas la parte más importante del pastel de la familia, ese trozo que todos necesitamos degustar para que nos sintamos satisfechos de dulce bien hecho.

Hay que renovarse hasta que nos cansemos de transformarnos y, cuando nos creamos perfectos, renovarse para que los demás se sigan sintiendo afortunados de conocernos y compartir nuestro tiempo, mirarnos y sentir nuestra cordialidad y servicialidad, porque solo así sabremos que estamos en el camino adecuado.

GRACIAS POR SEGUIR AHÍ, TU AMIGO QUE NUNCA TE FALLA.


JUAN

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