miércoles, 25 de julio de 2012

EL MEJOR HORÓSCOPO ES TU ESPEJO

Al ponernos delante de un espejo nos miramos siempre por fuera y así nos pasamos un buen rato contemplando el peinado, nuestro acierto en la combinación de colores y trapos, si hemos completado un buen afeitado o si hemos sido capaces de ocultar unos kilos extra con ropa ajustada o de una tonalidad obscura; así, sin reclamar, nos damos media vuelta y salimos corriendo a comernos la calle y a presumir del cuerpo que la vida nos dio.

No nos detenemos, en silencio, ante nuestra propia imagen "en espejo" esperando una señal que nos obligue a escuchar atentamente, porque los espejos hablan y hasta pudiéramos hablar con ellos si fuésemos personas preocupadas de nuestro interior y del futuro inmediato que nos espera allá afuera, como si estuviésemos leyendo el horóscopo en un periódico con el que nos vinculamos y en el que confiamos.

Cuando nos ponemos de frente y nos vemos "en el espejo" debiéramos contemplar nuestra mirada y, si estuviésemos pasando por un mal momento o no hubiésemos dormido bien, si la autoestima estuviese muy baja o necesitásemos pedir perdón ese día y no supiésemos cómo ni cuándo, se va a plasmar en nuestros ojos y el espejo, tan sabio y prudente, nos susurraría "anímate, no hay peor paso que el que no se da y si te sientes cansado confía en tus posibilidades, ya has descargado todo el esfuerzo necesario y sal afuera a encontrar esa salida que hoy te va a entregar la mañana, te lo dice tu espejo amigo".

Si nos hubiésemos comportado mal, hubiésemos desencadenado un desastre, nos lamentásemos de esa mentira que salió de nuestra boca y está perforando la sensibilidad y la dignidad de un ser querido, o quizás hubiésemos robado la bondad, inocencia o felicidad de alguien y en ese momento hubiésemos hecho una foto a nuestra imagen "en espejo" es posible que apareciese revelada y desdibujada unas frase en la fotografía  "al menos hoy procura hacer el bien, sin mirar a quien y si te reconoces como mísero y oportunista es tu hora de pedir perdón y luchar por superar tus propios vacíos y engrandecer tu espíritu de lucha por conquistar el bien común".

Quizás, en la obscuridad de la noche y con la luz apagada, presentándonos a un espejo, si confiásemos en la sinceridad del espejo, en el supuesto de que nuestra rivalidad y competitividad no dejase espacio en nuestra vida para la solidaridad y la compañía, la comprensión o la verdad, escucharíamos esa voz desde el interior del espejo "oye, soy tu imagen y te estoy mirando y creo que mañana debieras salir a la calle sin el entrecejo fruncido y con menos arrugas, porque en la calle te van a notar las iras y la cobardía que manifiestas; piensa en la noche cómo aliarte con esos enemigos que te has creado para aprender de ellos y así podrás llegarles mejor con tus mensajes, pues tú eres fiel a tus principios pero estás dejándote llevar por esas gotas de rabia que provocan la falta de oportunidades y las distancias cuando te comparas con los demás".

Queremos salir del baño y hacerle al espejo preguntas condicionadas, esperando respuestas pre-fabricadas y que satisfagan, como si se tratase del relato del cuento de Blanca-nieves, pero somos seres de carne y hueso, cargados de verdad y mentira, soportando cruces y amenazas, por eso tenemos que ser sinceros hasta con el espejo y proponerle reflexiones para las que no puedes responderte tan fácilmente "¿se puede confeccionar una camisa de coraje para enfrentar los retos de la vida? ¿hay alguna verdad escondida detrás de un falso abanico? ¿se debería permitir que algunos lactantes votasen colocando su huella digital en un papel? ¿por qué deben tener un final feliz las películas? ¿soy culpable de algo de lo que está pasando en el mundo, en este momento? ¿habrá alguien que me conozca, mejor de lo que yo creo conocerme? ¿debería penarse la limosna?.

No hay tiempo para preguntarle a todo el mundo si estás bien o si te ves fenomenal, pues ello transmite la verdad que todos piensan y luego comentan -creo que este no tiene espejo en su casa- y es que debiéramos ducharnos, lavarnos los dientes y mirarnos en el espejo -con suma paciencia- esperando que arranque un diálogo y así, día a día, podamos ir conociéndonos mejor en nuestras dudas y nuestros interrogantes, en nuestra apariencia y en nuestra escala de valores.

Yo creo que la terapia de mirarse al espejo debiera acompañar al momento de presinarse, al saborear un chocolate o al aplicarnos colonia con palmetadas en la cara o con el dedo en la cara anterior de la muñeca o el cuello, porque la verdad que te diga tu imagen "en espejo" va a protegerte tanto como la señal de la cruz, te va a saber a rico manjar y va a perfumar tu día, alentando y condicionando tus actitudes positivas contigo mismo y con los demás, mejor que la mejor de las colonias o agua de azahar.

Y no dudes en solicitar la compañía de tus hijos al mirarte al espejo, o la de tu esposa, pues lo que ellos -en persona- no se atrevan a decirte por respeto o prudencia, sus imágenes "en espejo" te lo van a comentar, tanto si eres un padre sin tiempo para sus hijos, un esposo que perdió la chispa de un consejo o la llama de un piropo.

Aprovecha, corre y mírate al espejo, te aseguro que es mejor que la quiromancia, el horóscopo o tu propia conciencia, pero al mismo tiempo hazle caso -en silencio- y comienza a respetar tu propia imagen, como el primer paso para lanzar una voz de respeto por todos los demás, así lograremos ir cambiando este mundo en el que vivimos, poco a poco y paso a paso.


Dr. Juan Aranda Gámiz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario