jueves, 22 de febrero de 2018

¿ES TU POSICIÓN LA CORRECTA?


Nos quejamos de contracturas constantes por las supuestas malas posiciones en el espacio de trabajo, como consecuencia de una falta de estudios ergonómicos, por lo que estamos quejándonos de dolores y tiranteces en espalda y cuello.

A veces nos dedicamos a llevar enseres y equipamientos para desarrollar nuestra tarea diaria, sin recordar que están provocando elongamientos y cargas en diferentes partes de nuestro cuerpo, por lo que hay segmentos corporales sometidos a presiones y otros que descansan, temporalmente, hasta que el maletín se cambie de miembro superior o la mano más relajada empiece a empujar la maleta, por turnos.

Pero no siempre en horario laboral, porque durante el reposo diario, o en el que se busca el fin de semana, estiramos los miembros para ocupar todo el ancho de la cama o toda la extensión del sillón, con lo que anunciamos al mundo que nadie nos levantará de ahí hasta que el sueño nos deprima y,  al despertarnos, empezamos a sentir el hormigueo del descuido y las rigideces del des-estrés al que no estamos acostumbrados. 

En ocasiones queremos ser jardineros de domingos o mecánicos de los huecos de la semana y nos arrinconamos a fabricar o diseñar, recomponer o aliñar nuestro jardín, poniendo todo el empeño en cargar y descargar, con lo que al final de la semana estamos listos para que nos trasladen al "spa".

Nos disfrazamos de caza-fantasmas y nos lanzamos al mundo de la limpieza, de la casa o del garaje, del área cercana a la casa o de las malezas que nos rodean en la casa de campo, del abandono del terreno o nos incorporamos en una piña humana para contribuir a asear la escuela de nuestros hijos o las cunetas de la carretera, para que las lluvias no nos sorprendan, limpiamos las tejas o los canalones, pintamos el desván o nos dedicamos a ordenar el desbarajuste del estudio.

A pesar de todo, la postura no solo se relaciona con la posición sino también con la predisposición hacia un evento, con el afán de descargar nuestra emotividad, afrontar nuestra decisión, manifestar nuestra alineación o presentar nuestra visión de aplauso, pensando siempre en el bien común antes que en el propio.

Y sabremos si la posición es la correcta si no tenemos molestias después del esfuerzo, si vivimos relajados porque hemos aprendido a hacer lo suficiente cuando estemos entrenados y si los problemas que enfrentamos se solucionaron efectivamente, respetando siempre a los menos favorecidos y nuestro empuje supuso un apoyo fundamental para todos aquellos que esperan, en silencio, un gesto de apoyo concreto.

Así que preocúpate de tus esfuerzos y corrige tus emociones, para que los primeros no provoquen un malestar futuro, con consecuencias mórbidas y para que las segundas vayan siempre orientadas a satisfacer las necesidades más elementales de los que más nos necesitan, sin esperar aplausos ni vítores, sólo manteniendo la conciencia tranquila del compromiso verdadero y sólo así sabremos, a ciencia cierta, que la posición siempre fue la correcta.

Tu amigo, que nunca te falla



JUAN 

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