sábado, 30 de septiembre de 2017

NO DEBEMOS VIVIR SIN TENSIONES

Nos adueñamos de la paz y pensamos que quienes sufren tienen -o al menos están expuestos a- un mayor nivel de riesgo que quienes se toman la vida con la suficiente calma como para no alborotarse por nada de lo que acontece a su alrededor.

La tensión, entendida como la preocupación constante por algo que nos afecta, directa o indirectamente, es un modo de mantener el estado de alerta, aunque cada quien la manifieste a su antojo. Habrá muchos que salgan corriendo ante las dificultades y escondan la cabeza bajo tierra, esperando que pase el terremoto de acontecimientos que está condicionando su existencia, como también habrá quienes analizan la situación, descubren estrategias, buscan soportes y logran superar todo lo que se presente, venga por donde venga. 

Y es que no hay que temer a las barreras en esta vida, porque nos despiertan el ingenio y nos proponen un análisis real, metódico, singular y propositivo de esas circunstancias que siempre pasan de largo por nuestras vidas pero que, al detenernos por un rato, le empezamos a encontrar el sabor característico y el impacto verdadero que podrían imprimir a nuestras vidas. 

Algunas situaciones que pareciesen cuesta arriba, en un primer momento, cuando se encuentra un soporte -ese alguien dispuesto a acompañarnos para hacerle  un frente común- se descubren modos de enriquecerse con la actitud de los demás y se aprende a ser más fuerte, si cabe.

Las dificultades, asimismo, son necesarias para equilibrar las alegrías y darle un punto "salado" a lo que pareciese ser un toque "dulce" de  los acontecimientos. 

La vida tiene más sentido si nos preparamos para el éxito y el fracaso, pues no todo será transformado en un repique de campanas, que igual tocan para anunciar el nacimiento de Jesús como para una misa de Réquiem. 

No se puede ser conformista si pretendemos vivir en un mundo lleno de conflictos, entre los que habrá algunos que nos afecten y otros que no, pero tampoco podemos ser egoístas y vivir peleando con los nuestros, sino acercarnos a los de los demás para servirles de soporte y hacerle su existir más llevadero en su propia lucha. 

Quien vive sin tensiones está luchando una batalla sin alicientes. Tener la oportunidad de extraer una enseñanza es patrimonio de aquellos que se involucran en un descubrimiento interior frente a las dificultades. 

Al fin y al cabo, hay que agradecer a la vida que nos ponga retos para superarnos y barreras para aprender a franquearlas, porque la vida está plena de actitudes que deben imitarse y sólo debiera hacerse con aquellas que demostraron ser reales, eficaces y verdaderas.

Yo, personalmente, vivo esperando las tensiones que tengan que presentarse y preparándome para aquellas otras en las que pueda participar, con el único propósito de hacer una realidad la propuesta personal de vida de "estar presente en la vida del otro" porque, al fin y al cabo, es el mejor camino par alcanzar el bien común, del que dependerá -a posterior- nuestro propio estado de bienestar. 

Que las tensiones no sirvan de ruptura en las parejas, en las relaciones de amistad o inter-personales, porque en ese espacio es donde se deben encontrar los apoyos para salir "a flote" con el soporte del otro. 

Y, si pensamos mucho más allá, es ideal sentir la necesidad de afrontar para re-enamorarse, seguir conquistando, valorar mucho más a los demás y para conocerse cada día más y mejor, la fuente verdadera de la felicidad plena. 

Tu amigo, que nunca te falla




JUAN  

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