sábado, 30 de julio de 2016

YA ES HORA


YA ES HORA
Por Juan Aranda Gámiz



Ya es hora de que te sientes en una montaña a mirar al infinito, para que simplemente te des cuenta de lo que te falta por aprender de la nada, ese espacio de silencio que encierra miles de misterios.

Ya es hora de que calles un momento y aprendas a escuchar, pues de los lamentos y las quejas, las críticas y los misterios más desconocidos se aprende en silencio.

Ya es hora de caminar sin rumbo, esperando que el camino te enseñe la dimensión que deben tener tus huellas para que se adapten a la anchura del camino.

Ya es hora de saborear un voz perdida, pues en el mensaje está el gusto exacto a sal y pimienta.

Ya es hora de saber quien eres, pensando en las horas muertas y los minutos cerrados, llorando por el descubrimiento o riendo por la suerte del olvido temprano.

Ya es hora de entender lo que pasa, sólo necesitas colocar la mano en alto y esperar a que el viento te traiga nuevas noticias.

Ya es hora de sentir la mala suerte, para que los rincones también sepan de un ser humano abatido, cuando se creía preponderante y sobresaliente.

Ya es hora de proclamar la miseria para que quien te pida un apoyo te encuentre un movimiento a favor de la verdad.

Ya es hora de viajar a donde no te conozcan y pases desapercibido, porque en el anonimato está la posibilidad innata de crecer.

Ya es hora de esconderte si encuentras manchas en tu recorrido, porque todos te van a descubrir en tus vacíos.

Ya es hora de luchar por quien no te va a pagar nada y sentir el ánimo verdadero de apoyar sin espacio para el agradecimiento formal.

Ya es hora de estudiar lo que les pasa a los demás cuando no comen como tú y sabes que seguirá desperdiciándose lo poco que alcanza para todos en tu casa.

Ya es hora de invitar a un paseo a tu capacidad de aprender y preguntarle qué le falta para que puedas informarte de los olores de la indiferencia.

Ya es hora de aplaudir a quien muere sin ser conocido porque nunca se conoció lo que hizo hasta el día de su muerte.

Ya es hora de alzar la bandera de la solidaridad verdadera, la que no se amilana ante las necesidades de los demás.

Ya es hora de respirar ambiguedades para exhalar verdades que se contagien.

Ya es hora de soñar en quien luchó por la libertad y no se cansó de mirar siempre al frente.

Ya es hora de escuchar los ruidos más traqueteados y menos atendidos, los que suenan a dolor y reclamos.

Ya es hora de saludar a quien quiere seguir tus pasos y enseñarle el tamaño de los obstáculos.

Ya es hora de sudar indiferencia para liberarnos de un castigo que no pertenece al cuerpo

Ya es hora de contar lo que transcurre y acontece, lo que se presenta y lo que no llega, lo que se grita y se calla, al mismo tiempo.

Ya es hora de enseñar a vivir, para que seamos capaces de vivir enseñando.

Gracias por estar ahí. Tu amigo, que nunca te falla


JUAN

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