sábado, 12 de octubre de 2013

¿QUÉ NOS PUEDE ENSEÑAR EL AGUA?

El agua corre y tiene vida, dispone de un caudal compuesto de gotas individuales que juntas arman un movimiento armónico y ordenado, desprendiendo un ruido grácil al oído y estabilizando nuestro estado de ánimo por la constancia de tu tarea continua (correr y arrastrar, acariciar y alimentar).

Nosotros somos gotas de agua que tenemos una corriente de vida, cada cual haciendo su tarea, aunque no siempre en forma armónica y, entre todos, debiéramos aportar para que este mundo funcione con un ruido que satisfaga a todos y que pueda estabilizarse nuestro estado de ánimo porque tengamos satisfechas nuestras necesidades más elementales si entre todos corriésemos y arrastrásemos adecuadamente todos los limitantes posibles, acariciáramos y alimentáramos a cuantos encontrásemos a nuestro paso.

La verdad es que somos gotas independientes, poco coordinadas y con muchos intereses, como si las gotas de agua de la corriente de un río saliesen disparadas cada cual por su lado y se perdiese la armonía de ese caudal de agua con un sentido prefijado, desde su origen en la montaña y hasta el final, al acabar en el mar. Nosotros debiésemos comprender que la tarea que tenemos, desde que nacemos y hasta que morimos, es procurar convencer al resto de gotas que es mejor mantenerse unidos, aunque cada gota tenga su propia filosofía de vida, pero lo que se aprende de la otra gota que está a tu lado supera a tu propia iniciativa para llevarte por delante a cuantas gotas encuentres a tu paso.

En el cauce del río y en sus orillas hay piedras que el agua moldea y procura erosionar, en algunos casos; otras, sin embargo, las arrastra por la fuerza de la corriente, pero siempre pretende mantener libre ese cauce para que el agua pueda correr libremente.

En nuestra vida, a veces actuamos liberando el camino para que la vida siga, pretendiendo arrastrar y moldear cualquier piedra que encontremos en el camino, buscando la mejor manera de despegarla del suelo y esperar que la corriente la lleve lejos.

Por momentos, pienso si las gotas de agua tuviesen sentimientos nobles y pudiesen hablar con las piedras y las pudieran invitar a incorporarse a la corriente o que le transmitan sus secretos y, quién sabe, si hasta las gotas de agua cambiarían su ruta y detendrían su paso para tomar otro rumbo, hasta fortaleciendo sus propias convicciones.

La tolerancia, al fin y al cabo, es una actitud abierta con cualquier piedra o guijarro, pero que podría llegar a moldear las gotas de agua, porque hay que aprender de lo imposible, lo que aparenta no tener vida o las circunstancias que creas adversas, porque se aprende de lo fácil, de lo coyuntural, de lo inerte y hasta de lo contradictorio, porque todo se necesita para seguir construyéndose uno mismo y seguir aportando a la construcción de un mundo mejor desde la verdad que nos identifica a todos, nuestra verdadera razón de ser, el alma de entregarse para llenarse de más verdad.

Si algún día viésemos un río sin corriente y, al rato, comprobásemos que todo vuelve a su cauce, es porque las piedras y las gotas de agua se pusieron de acuerdo para retomar el sentido de la corriente, aprendiendo de la erosión del agua que ahora negamos y olvidándonos de la única erosión de la piedra que ahora conocemos.

En un río hay vida, en un ecosistema rico y frondoso, al igual que en nuestra vida debe haber vida por cobijar a otros seres humanos que se alimenten con nuestra paciencia, nuestra tolerancia y nuestra propia verdad.

Seamos ríos con un cauce que aprenda a ser tolerante, porque así tendremos la corriente de la mejor verdad, de la verdadera autoestima y con el mejor de los caracteres, el que se transmite desde la necesidad de permitir que el otro pueda realizarse a través de tus actos, antes de lo que tú puedas hacerlo con la convicción de que eres único y singular, al tiempo que diferente, cuando en este mundo no hay mayor igualdad que ser diferente en la singularidad de quien espera asimilar lo que la vida del otro te esté aportando en el día a día, para construirte desde los cimientos de la aceptación del otro como un soporte fundamental en tu vida.

Tu amigo, que nunca te falla.



JUAN

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