domingo, 19 de agosto de 2012

APRENDE A VIVIR CON TUS PROPIOS CICLOS

Hoy quiero reflexionar sobre esos momentos -en nuestras vidas- que los damos por perdidos, los consideramos incongruentes o inoportunos, pero que forman parte de unos ciclos que han de ocurrir con el propósito de abrir la ventana a la renovación personal y con el único propósito de permitirnos crecer y madurar, estirarnos y bostezar, levantar los brazos con energía y saludar al otro extremo del planeta.

Tienes deseos de llorar y te entristece porque crees haber caído en un hoyo del que no vas a salir, sin respuestas instantáneas y abatido-a por un sufrimiento que te va consumiendo y te ahoga hasta aparcar tu instinto de supervivencia, infravalorando lo bueno que tienes y lo maravilloso que te rodea y te abriga, entonces ahí debe despertar el entusiasmo por aceptarte como eres y esperar que esas gotas de verdad -en forma de lágrimas- sean vertidas para humedecer el ambiente y tu pozo de alegría quede disponible para rellenarse con otras experiencias o con reflexiones profundas que surjan de momentos de silencio en la travesía en la que te encuentras, pues siempre va a aparecer alguien o vas a descubrir algo que va a transformarse en ese líquido que necesitas para levantarte y agradecer a la vida el traspié, ya que también de ahí se saca una enseñanza que te debe fortalecer y engrandecer, madurar y empujar.

Tienes deseos de huir y te crees abandonado-.a y marginado-a por coyunturas, palabras, gestos o empujones de quienes irrespetan y ningunean, entonces debes aprender también a agradecer esas actitudes al condicionarte una auto-crítica y reponer la parte de culpa que tuviste en semejante distanciamiento, analizar la historia de vida de quienes te ultrajaron y comprender que hay poco sustento espiritual para permitirles acoger a diferentes y aceptar a discrepantes, con lo que debiéramos proponerle poner una tienda de orgullo "a medias" para vender el que nos sobra a los dos, el mío por no aceptar que otros no te quieran incluir y el del otro por no excluirte y no aceptar quererte, con eso estaríamos dispuestos a llenarnos de ejemplos de actitudes positivas más inclusivas y humanitarias.

Tienes deseos de gritar y te contienes porque hay un miedo latente a manifestarte tal y como eres, pudiendo ser acallado-a por tu pasado, tus escasos secretos, tus miedos o tus defectos y eso te arrebata la voz y te silencia, entonces debes darle la oportunidad al ciclo de las semejanzas e intentar acercarte a quienes desean vociferar y protestar, porque es el momento de manifestarte ante tus similares con el objetivo de revisar la intensidad de tus vocablos y la ortografía de tus reclamos; sólo así se podrá emitir una única voz potente, con el verdadero sentido del grupo comprometido y ahí te darás cuenta que fuiste capaz, con ese gesto fallido de rabia, de atraer a quienes te lo aceptaron para incorporarlo en su bandera y así contribuir a manifestarte como ser humano con un grito contenido, por el bien de quienes aún no han dado el primer paso ni se han planteado cuestionarse su propia existencia.

Tienes deseos de dormir y te agobia sentirte estirado y vacío, mirando al techo que te aprisiona, sin estímulos para salir y disfrutar de la vida o sin espacios para respirar más allá de tu depresión melancólica, alarga tu brazo al vacío y súbete la manga, porque de la nada te vas a sentir colmado de gasolina buena -esa que no tiene plomo ni contamina- de ese alguien que te va a sostener y te va a escuchar, aunque creas que en la nada no hay nada y siempre hay algo, de lo contrario la nada no tendría nombre. Crees que es oportuno tenderte y sentirte apático y con esa adinamia que desespera, víctima de una desdicha propia de fracasados, entonces aprovecha la energía que vas a sentir en ese segundo de miradas o roces, incluso del vuelo desesperante de una mosca o del ruido armonioso de un chorro de agua del grifo, del vaivén de la cortina o del reflejo de tu nariz en la pared -provocada por el único rayo de luz que entra por la reja de tu ventana- porque te va a levantar como si compitieras contigo mismo por derrumbar la astenia y sentirte dispuesto a luchar un rato más, el minuto necesario para que puedas colmar de esperanza la vida de quien te contemplaba desesperado-a y acabas de alegrarle su existencia con tu actitud positiva.

Tienes deseos de vivir sólo-a y renunciar a todo, porque todo es renunciable para ti y no te encuentras a ti mismo-a, mirando de reojo al pasado como si fuese culpable del presente y cuestionando al presente porque no te plantea lecciones de vida para afrontar el futuro, entonces debes intentar detenerte y sentarte a la sombra de un buen árbol, un consejero que debe ser tu mejor sostén y apoyo, elaborando o re-diseñando tu propio proyecto de vida; entonces entenderás tu desconcierto como una oportunidad para reformular estrategias, metas y modelos, sólo así podrás darte cuenta del valor agregado de tus antecedentes y proponerle un impuesto, lo que debas estar dispuesto a pagar de por vida, pero aprendiendo cada día que eres un buen ciudadano de tu propio estado personal al contribuir con las glosas a las que te has hecho acreedor y esperando que alguien, algún día, pueda reconocer en ti el cambio, para acercarse a un ser humano que cambió en silencio o para agradecerte que en ti encontró la oportunidad para reajustar su propio proyecto de vida.

Tienes deseos de cambiar tu apariencia y no sabes si empezar por el cabello, la ropa, una dieta o dejarte la barba, si hacerlo o no hacerlo, entonces has entrado en el ciclo de la no aceptación de sí mismo, porque debe haber algo que no encaja en tus reflexiones y quieres empezar la casa por el tejado, arreglando sólo la forma. Esto te debe motivar a darte la vuelta, como un calcetín, para mirarte por dentro y saber dónde has dejando abandonadas a la solidaridad y el auto-compromiso, la verdad o la cordialidad, buscándolas como "una aguja en un pajar", sujetándolas firmemente a tus convicciones para que no se escapen de nuevo y a ver si cuando te sientas más íntegro que antes eres capaz de intentar cambiar por fuera, seguramente te dirás a ti mismo "ahora, con un arreglo por dentro, me quedo con la misma fachada de siempre".

Tienes deseos de robar, maltratar, asesinar, humillar, vilipendiar o sustraer y no hay fuerza todavía que te contenga, es porque la envidia está circulando por tus venas y los complejos han invadido tu corazón, alguna enfermedad mental se quedó a vivir en tu cuerpo o la verdad no es tu mejor amiga; entonces pisa el freno, declárate abiertamente a quien tengas más cerca y pídele que te hable de lo que él o ella haría si tuviera esos impulsos y síguele, si encuentras razones para empezar la búsqueda de la verdad en tu vida, a veces en un centro de acogida, un manicomio o un hospital, una cárcel con aceptación de culpa o un momento de perdón a quien habías previsto como víctima, porque al recuperar la cordura y la sabiduría de vivir en convivencia (vivir con otros) habrás hallado la verdad en ti mismo y el motivo para seguir viviendo.

Gracias por aprender a vivir, desde hoy, con tus propios ciclos. Hay una persona a quien sabe que le estoy dedicando esta entrada de mi blog. Que Dios siempre os bendiga a todos mis amigos, el más importante siempre será el que más lo necesite.

Un abrazo de un amigo que nunca os fallará.

Juan

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