viernes, 12 de abril de 2024

El cambio climático existió siempre

 

Siempre se han derretido las esperanzas de los padres, ante el rumbo de los hijos, o las esperanzas de los hijos ante el destino incierto de los padres, mucho antes de que empezásemos a notar el derretimiento de los glaciales.

Siempre se contaminó la paz de la familia cuando una voz extraña les insinuaba que su aceptación en el barrio era algo imposible, por su aspecto, su condición migrante o apellido de sus pasos, o cuando las bombas le sugerían a las familias una carrera de huida hacia un camino de indiferencia. Y cuando se empezaron a procesar los alimentos, solo a partir de entonces, se comenzó a incluir a los espacios protegidos.

Siempre hemos llorado cuando hemos enfrentado el cuestionamiento de la verdad, aunque luego estuviésemos callados y serios hasta que nos perdonase aquel a quienes iban dirigidos los epítetos de desprecio que tan poco nos costaba pronunciar. Y hoy, afrontando la falta de lluvias nos manifestamos preocupados por la sequía del planeta.

Siempre se nos tapaba el drenaje del patio y el agua de lluvia nos entraba en la casa, por lo que llamábamos la atención a quien incumplió algunas normas básicas, como tirar el papel higiénico a la taza y no a la papelera. Y cuando el mar se irrita en plena pleamar y penetra en tierra firme es cuando hablamos de las inundaciones y de los desastres naturales. 

Siempre cultivábamos flores y arbustos, mezclados en el mismo espacio de terreno, con la filosofía de quien es generoso con su huésped.como razón de ser de un comensalismo equitativo y agradecido. Y es cuando se pensó en la rentabilidad de los monocultivos, cuando surgieron las plagas y, a continuación, los insecticidas, plaguicidas, raticidas, que tanto daño producen cuando se introducen en la cadena alimentaria. 

Siempre hubo quienes preferían dejar a los animales en su hábitat y visitarlos cuando fuese oportuno, para que todos pudiésemos ver los mismos gestos y carreras, rugidos y sombreros. Sin embargo, cuando los entrecruzamos  y lo exótico se  impregnó de exquisito, brotaron las pandemias más severas. 

No nos fijemos en la atención global a los discursos y las restricciones, sino volvamos la mirada a lo que siempre fue el verdadero cambio climático y resolvamos temas pendientes que nos harán vivir con mayor dignidad en un mundo en constante cambio.


Tu amigo, que nunca te falla



Juan. 


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