domingo, 24 de diciembre de 2023

Hoy, un día cualquiera, es Navidad.

Miro por la ventana y no alcanzo a ver los renos ni tampoco hay juguetes flotando en el aire, por lo que me pongo a pensar si no me habré equivocado y aún no llega la Navidad.

Me levanto y salgo a la calle, preocupado porque el invierno no me haya traído el aroma de la Navidad y esté confundiendo la paz de la calle con el mensaje de armonía de los villancicos por Navidad.

Salgo a pasear y veo los mismos escaparates en medio de las esquinas, cargados de lo que no todos pueden tener y las bolsas de regalos caen pesadas de las manos de los transeúntes, esperando rellenar el postre de la Navidad.

Contemplo los semáforos y no sonríen por Navidad, las farolas alumbran los mismos aleros de los tejados y los niños corretean por las veredas, como siempre lo han hecho por Navidad.

El cielo está azul, como en marzo o noviembre, la hierba no permite tocar el suelo húmedo y los arbustos mantienen su gallardía de todo el año, como otro día cualquiera. por Navidad.

Sigo creyendo que aún no llega la Navidad.

El horno no se cansa del pavo que se está haciendo y el patio no reconoce los adornos de la Navidad. En la mesa siguen acumulándose las facturas a pagar y los menesteres reclaman tu presencia, como cualquier otro día del año, por Navidad.

¿En qué fecha estamos?, me pregunto-

Antes de tener una respuesta que me saque de la duda, sin esperar nada a cambio, se me acerca un niño cargado de esperanza, con harapos de los que siempre acompañan a las limosnas y caras enrojecidas por el frío, pidiendo comprensión, apoyo y solidaridad.

Ahí me doy cuenta que, de nuevo, estamos en Navidad. 


Juan 


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