A todas las mujeres que construyen
Loja (Ecuador) a 08-03-2016 A
A las mujeres ambientalistas asesinadas,
entregando su vida por el bienestar de las especies que consideramos que están
para ser manipuladas a nuestro antojo.
A las mujeres maltratadas por la lacra de
la violencia de género que nos descubre como insensatos bloques de barro que
tomaron vida para dar fe que la humillación, la agresión, la coacción, el miedo
y el servilismo no pueden ser palabras que pasen al olvido, en pleno proceso de
revoluciones integracionistas, económicas o sociales.
A las mujeres que nunca fueron premiadas
por alzar la voz y siguen tolerando marcas en sus caras y huellas en su
corazón, aún con fuerzas suficientes para salir adelante señalando las
vergüenzas del siglo XXI.
A las mujeres que caminan sin fin
abriendo rutas de esperanza, cargadas con el dolor del vacío que dejan atrás y
los hijos que tuvieron que seleccionar antes de emprender la triste marcha,
huyendo de la marginación o la pobreza, el abandono o las luchas y convencidas
de un abrazo de acogida que ni está ni se le espera.
A las mujeres embarazadas que dieron a
luz en medio de un mar sin rumbo, abriéndose hueco en una maltrecha embarcación
que debe conducirles a fronteras imaginarias, esas que todos levantamos para
distanciar y diferenciar lo que todos tenemos en común.
A las mujeres manipuladas como animales y
a quienes lloran abandonadas a su suerte en la esclavitud de los sueños
perdidos, como náufragos en una sociedad tan alienante y escondida.
A las mujeres trabajadoras sin aspiraciones,
a la espera de un salario que no alcanza para una comida al día, con hijos a
cuestas y sin momentos para soñar.
A las madres con un duelo injusto e
innecesario, esperanzadas en que el mundo al que llegaran sus hijos les haya
despertado un bienestar de espíritu que les permita esperar con la satisfacción
plena de que ninguna distancia es, ni nunca será, olvido permanente.
A las mujeres marginadas y que sufren
incomprensión y castigo psicológico, menosprecio u olvido y cuya vida
arrinconada pasa sin sentido, en el abandono más cruel e innecesario.
A las mujeres que han tomado decisiones
sobre su vida porque su voz nunca caló hondo entre quienes creemos oír lo que
sucede a diario a nuestro alrededor y pasamos seleccionando lo que queremos
escuchar.
A las abuelas que fueron madres y que
siguen siendo mujeres valiosas, sin memoria ni compañía, porque en su silencio
siempre habrá palabras de desencanto con la vida.
A las mujeres que siguen buscando la paz
cada mañana y procuran detener guerras y conflictos educando a sus hijos, para
que la voz sea un eco que multiplique actitudes positivas.
A las mujeres que siguen alzando su voz
para enseñarnos las miserias del mundo en que vivimos y mueren en algún rincón,
en el olvido más cruel.
A las mujeres que están en el lecho de
muerte y sólo piden una pizca de comprensión, un poco de silencio y un apoyo
manifiesto para su trayectoria de vida.
A las mujeres que no tienen disponible
para alimentar a los suyos, porque debieran estar impartiendo cátedra en las
facultades de Economía de mayor prestigio en el mundo.
A las mujeres que se sienten desplazadas
y marginadas, a las que no cubre la sombra, a las que sólo visten harapos, a
las que viven de rodillas y a las que dedican su vida a pedir la limosna con la
que alimentar a los suyos.
A las mujeres que nos hacen dignos y no
las dignificamos, a las madres que piden recuerdos y no las recordamos, a las
abuelas que sienten por nosotros y no las sentimos, a las madres que nos
enseñaron a derrumbar muros y nosotros los volvemos a levantar, a las abuelas
que no nos olvidan y se sienten olvidadas.
A
todas ellas, FELIZ DÍA DE LA MUJER
Tu
amigo, que nunca te falla
JUAN
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